EL PRIVILEGIO ESENCIAL DE SER MUJER

Para quien escribe esta columna es absolutamente indispensable e ineludible cumplirle a los rigores comerciales del día por el tamaño y el peso histórico de su conmemoración, pero siempre que esa recordación sume al homenaje y a la gallardía; al coraje de un grupo significativo de mujeres que se negó a entregar lo que siempre les perteneció: su trabajo, su mano de obra y su fuerza para protestar con autoridad por los bajos niveles salariales de una textilera que aquel 8 de marzo de 1857, sintió la más trascendental de las manifestaciones femeninas de aquellos tiempos. Movimiento que se conoció con fuerza en Estados Unidos y que hoy impacta positivamente en la plenitud global de nuestra batalla cultural.

En adelante y para siempre, la unión de la mujer ha arrojado, con más fortuna que fracasos, el respaldo de una sociedad que ha reconocido el crecimiento, el poder y la participación igualitaria de la mujer en la sociedad misma. La tarea no ha sido nada fácil. Y es que reclamar los derechos de la mujer, ha sido titánico en todos los ámbitos.

No vendría bien sembrarse únicamente en los artificios comerciales señalados por un día, que, si bien nos mantiene vigentes en el recuerdo masivo de la sociedad, no es menos cierto que la tarea de liderar y de servir va más allá de una calenda especial.

El privilegio esencial de ser mujer está dado desde nuestra naturaleza, especialmente única. Y ese privilegio irrepetible, termina convertido en la razón natural que nos lleva hoy a determinar los cambios más trascendentales dictados a las actuales y a las venideras generaciones.

Este escrito no olvida la delicadeza, ni renuncia a la belleza, ni menos a los encantos propios de cada mujer, ni a su ternura, ni deja de lado las emociones que movemos en los hombres, no. Lo que sí deja claro es que la estética femenina se suma como esencia única a otro grupo de valores y de fortalezas, que como por ejemplo el intelectual, el de la inteligencia; están en la misma categoría de competencias que las del hombre. El tiempo afortunadamente apagó la discusión.

Comparto estas líneas reflexivas en voz alta para invitar a concluir que, en esencia, la mujer está llamada a protagonizar los cambios trascendentales de la sociedad con las mismas capacidades integrales que las del género en competencia, y que jamás podrá perderse de su ser, el irrepetible e inefable anexo maternal que un día nos distinguió para siempre. La misma mano que mece la cuna, es capaz de educar a la sociedad, reza la bella máxima.

Este es un viva a la inclusión y a la defensa de la equidad. Feliz día de la mujer.

Carolina Issa Morales

DESCARGAR COLUMNA

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
💬 ¿ Necesitas ayuda?
Hola 👋 ¿En qué podemos ayudarte?