Todos los días estamos oyendo consejos para hacer de nuestras empresas estructuras más efectivas, con mejor comunicación y mayor agilidad en los procesos, pero ¿Cuántos de esos consejos realmente ponemos en práctica?, no muchos, aunque nos parezcan acertados y totalmente pertinentes para nuestra realidad inmediata.
Nuestra capacidad de análisis es excelente y nuestro deseo de llevar a cabo el cambio es feroz, pero nuestra INTENCIÓN de cambiar no es muy real; aun cuando conscientemente queramos hacer un cambio, de manera inconsciente podemos no estar muy comprometidos con el mismo, pues mantener el statu quo es más fácil para la estabilidad emocional del empresario.
Ahora, si nos ponemos en la tarea de tomar todos los artículos que podemos leer en internet o que nuestros amigos retwittean o comparten en Facebook o LinkedIn, tendremos una lista gigantesca de una mezcla extraña entre cosas que tenemos y no tenemos que hacer, sin embargo, esta lista usualmente tendrá contradicciones como:
- Un emprendedor en la India, o como en su momento Henry Ford dijo en su momento, que no escuchemos a nuestros clientes porque ni ellos mismos no saben lo que quieren, pero un CEO en el Reino Unido nos cuenta que sin la voz de los consumidores no tendría dirección,
- un consultor internacional nos muestra la importancia de tener un asesor externo, pero una investigación de una prestigiosa universidad nos muestra que el conocimiento más valioso está en nuestros empleados.
…no me extiendo en ejemplos y pregunto otra vez ¿Si ponemos en práctica todos los consejos que recibimos para el éxito de nuestras empresas, lo lograremos?
La INTENCIÓN de esta reflexión no es descalificar ningún artículo, teoría o consejo que hayan recibido, los cuales seguro son muy valiosos en contextos específicos, sino que volvamos nuestra mirada al inicio de nuestra empresa o al inicio nuestra labor en la empresa, que volvamos al Propósito. ¿Por qué inició nuestra empresa? ¿Por qué trabajamos en esta empresa? ¿Por qué escogimos manufactura de productos y no prestación de servicios?
Las respuestas a estas preguntas son siempre las mismas para cada individuo o empresa, pero no son la misma respuesta para todo el mundo, la respuesta real siempre es la definición del Propósito de la empresa o del trabajador y es el foco que debemos mantener y cumplir siempre.
Y entonces ¿qué es el Propósito?
El propósito es ese gran Para qué con el que nos comprometimos, el cual nos mueve día a día y que, cuando lo logramos, podemos seguir en nuestra actividad siempre trabajando para volverlo a lograr. Es importante no confundirlo con una meta o un objetivo, los cuales son un escalón más que nos acerca a conseguir algo específico como un contrato o ampliar nuestra planta física. El Propósito es un intangible que motiva a las personas a seguir adelante en una actividad que cada vez que se cumpla brindará satisfacción, pero no se gasta, siempre será por lo que se luche. Es importante anotar que cada persona, empresa, organización, etc., tendrá su propio Propósito, el cual tendrá significado y sentido para el individuo que lo trazó.
El Propósito de muchas personas puede estar alineado con el de la empresa donde trabajan y es así como las organizaciones cuentan con el fundamento para formar equipos de alto rendimiento y compromiso, surgiendo en su actividad, siendo más productivas y teniendo la oportunidad de, a su vez, ser recíprocas y aportar al propósito individual de cada empleado o colaborador.
Cuando tenemos claro y siempre presente nuestro Propósito en todos y cada uno de nuestros comportamientos, es más fácil poder darnos la oportunidad de conocernos a nosotros mismos y a nuestra realidad (fortalezas y oportunidades de mejora), pudiendo así planificar, diseñar y ejecutar proyectos de mejora que tenemos que cumplir en momentos determinados para que nuestra organización sea más eficiente en el cumplimiento de su Propósito.
Es aquí entonces, cuando podemos estudiar todos los artículos que Fastcompany.com, Harvard Business Review, etc., sin peligro de querer aplicar en nuestras organizaciones todo lo leído estando fuera de contexto o en detrimento del capital, la actividad o los tiempos de producción de la organización.
Para nuestro crecimiento es importante contar con el conocimiento, experiencia y sabiduría de otras personas, pero sabiendo qué tan beneficiosa es esa información para nosotros y nuestra realidad; y lo más importante de todo es “una vez seguro que esa es la información o consejo que necesito llevar a cabo para acercarme más al éxito, es HACERLO, con intención y decisión”.
Juan Manuel Mendoza-Puccini
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