La derrota del candidato, Federico “Fico” Gutiérrez, es contundente, contra los partidos, tradicionales y las clases, política dominante, que gobiernan, desde hace más de un siglo, la nación, departamentos y municipios. Presidencia, gobernaciones, y alcaldías; coadministradas, por congresistas, diputados y concejales, que apoyaron al citado candidato. Además, disponen de las “ias”, dependencias: administrativa, legislativas y judiciales.
La pasada elección presidencial, cerraron un capitulo y se abrió otro, cristalizando el cambio en primera vuelta, con los triunfos, de Gustavo Petro Urrego y el ingeniero Rodolfo Hernández, derrotando, el establecimiento político vigente, quedando una tendereta de políticos ahogados, que aún, no asimilando, el golpe y las consecuencias futuras, que le generará la perdida electoral.
Los candidatos que se jugaran la final, a la presidencia de Colombia, Gustavo Petro Urego, de tendencia de izquierda, aliado a un Pacto Histórico, que aglutina una coalición multi partidista y Rodolfo Hernández, sin tendencia política, reconocidas, que ha sido la sorpresa popular. Su constancia en la campaña política, anunciando, quitarles las chequeras, a corruptos y ladrones, que gobiernan, les dio resultado, porque la gente está cansada, de los mismos, engaños y estancamientos. Lo ubican hacia la derecha, por manifestación de admiración, con el asesino Adolfo Hitler y lo comparan, con Donald Tremp, Bucarán, Nayid Buquel, este último, presidente del Salvador y hasta con Fujimori, por amenaza de cerrar el Congreso y decretar, Conmoción Interior, para gobernar.
Cualquiera de los dos, que tenga la suerte, de coronar la presidencia, desarticulará el modus operadis, con cambios, en los manejos administrativos e implementarán, las reformas que sean necesarias, de acuerdo a proyecciones, en planes de desarrollos, afectando hegemonía predominante, descarrilando, damnificado y huérfanos de poderes.
Los que perdieron con el candidato, Fico Gutiérrez, se reanimaron, al conocer que el candidato, Gustavo Petro, no había triunfado en primera vuelta, como se lo había propuesto su campaña política, sirviendo de consuelo a derrotados, regalándose a la vez, sin gratitud y con desprecio, para segunda vuelta, al ingeniero Rodolfo Hernández, que no quiere, formalizar acuerdos, ni alianzas con nadie, que los comprometa, con adherentes y los mantiene, a distancia, sin ofertas de mermelada, ni contraprestaciones de apoyo, restándole importancia, aunque necesita de citados votos, para ganar elección presidencial.
Afán, intensidad y desespero, expresado, con denigraciones y fustigaciones, dirigidas, hacia Gustavo Petro, es el reflejo del comportamiento, de quienes apoyaron a Fico Gutiérrez, que consideran tener la barita mágica, para ganar, no son apreciados, por el contrincante de Petro. Es más factible, entenderse en política, independiente de diferencias de opiniones, con el candidato Gustavo Petro, que con el ingeniero Hernández.
Si bien es cierto que, sumando todas las votaciones, diferente a la del candidato, Gustavo Petro, ganarían la presidencia, Rodolfo Hernández. Pero falta ver, que el volumen de votación unificada, se repita, en favor del referido candidato, sin costos de financiación. De aferrarse en triunfalismo por sumatorias de votos, pregonando, protagonizando y especulando, ganancias anticipados, no da redito, sin crédito. De ser así, hubiesen ganado Federico Gutiérrez, a quien ubicaron en empate técnico, después de la elección de congresistas.
Que Gustavo Petro, fue derrotados, como comentan algunos, contradictores, porque no ganó en primera vuelta. Es una equivocación. Superó al segundo, Rodolfo Hernández, con más de dos millones y medios, de votos. Tiene una nueva oportunidad, de crecimientos, conquistando y ganando electores, a través de operaciones proselitistas, con tareas específica, de atracción, diálogos y convicción, con indecisos y abstencionistas. No es nada difícil, de levantarse cada uno un voto, más del sufragado, por lo menos, que sirve de mucha utilidad, para amasar triunfo.
El buen gobierno, se logra con honestidad, actividad positiva y cumplimiento de compromiso, sin yoismo, autoritarismo, ni populismo. Deben dejar atrás, confrontaciones dañinas, abriendo espacios, al diálogos, conciliación y participación, colectivas, indiscriminadas e incluyentes; para desvanecer la polarización, que nos estanca y hunde. Cualquiera de los dos candidatos que resulte elegido, debe gobernar para todos, de buena fe, atendiendo y resolviendo, necesidades apremiantes, olvidándose, del espejo retrovisor, para no justificar escusas.
Un mandatario o gobernante, requiere de un buen equipo humano, articulado, acoplodados y de calidad, calificada y experiencia; en conocimiento, pensamiento e inteligencia informativa, que garanticen confianza, si no interfieren, limitaciones e intereses, que giren en contravía, de lo que se necesita, favoreciendo la corrupción, con beneficios, particulares y personales. El éxito o fracaso de cualquier gobernante, no depende de currículos personal y antecedentes históricos, sino de acuerdo a las personas que designen, en ministerios, direcciones, superintendencias, asesores, consultores etc.
Los electores no deben tener miedo, porque Gustavo Petro, sea presidente. No habrá régimen, ni socialista, ni mucho menos comunista, porque esas doctrinas, pasaron a desuso, transformándose por zares y emperadores, en capitalismo, como lo patentan Rusia y China. Tampoco va expropiar, porque resultaría, absurdo y devastador. Se quiere un gobierno, de paz, bienestar y cordialidad, que reduzca el índice, de: criminalidad, corrupción, desempleos y hambre.
Martín Barros Choles