LA COMPLEJA DECISIÓN DE CERREJÓN

“Tanto va el cántaro al agua que al final se rompe”. Este refrán de la sabiduría popular refleja fielmente lo que ha venido ocurriendo con Cerrejón y, por lo pronto, ha originado la aun no bien asimilada decisión de sus directivos, anunciada el pasado martes 25 de marzo, relacionada con la drástica reducción de la producción de carbón -que podría llegar al 50%- a partir de este este semestre. Consecuentemente se ha generado un ambiente de incertidumbre entre los más de 12.000 empleados directos y contratistas, y en general entre los guajiros que no nos hemos preparado para ese trascendental cambio que nos llevaría a una Guajira sin Cerrejón.

Esa situación, adversa para la empresa y para La Guajira, se da en un contexto difícil generado por la dinámica actual del mercado internacional, en el que la empresa Cerrejón se ha visto obligada a reemplazar parte de la demanda de Europa y el mediterráneo -sus tradicionales clientes principales- por los lejanos países asiáticos que han incrementado su demanda de carbón térmico, triplicando sus costos de transporte marítimo, lo que está afectando seriamente su competitividad frente a países productores más cercanos a ese mercado.

Adicionalmente, entre las continuas arremetidas del presidente Petro -tributarias y políticas, por razones ideológicas- y los crecientes y dañinos bloqueos de sus operaciones, que en el 2024 paralizaron las operaciones durante el 37% de los días del año, por motivos ajenos al control de la empresa, la han llevado a una alarmante y crítica situación de competitividad que contribuyó a la toma esa compleja decisión.

Sin dudas es una decisión sensata que simultáneamente tiene el propósito de asegurar la sostenibilidad de sus operaciones -aunque en mucho menor escala- para seguir generando ingresos para La Guajira y el país durante los 8 años que le restan para cumplir el contrato con el Estado, el cual vence en febrero del 2034.

La absurda decisión del gobierno Petro de prohibir las exportaciones de carbón a Israel evidentemente contribuyó a llevar a Cerrejón a esta indeseable situación, de la misma forma que lo ha hecho la excesiva carga tributaria adicional que le ha impuesto. Todo ello solo por su persistente odio a la minería del carbón, que le impide ver los enormes perjuicios que le ocasiona a La Guajira y al país, destruye un significativo volumen de empleo calificado, genera una reducción drástica de regalías e impuestos y desprecia irresponsablemente el 50% aprox. del Producto Interno Bruto del Departamento.

Mientras esto ocurre con Cerrejón, la supuesta transición energética sigue estancada. La realidad actual nos muestra que los proyectos de generación de energías renovables, que supuestamente el gobierno apoyaba e impulsaría, siguen sin mostrar avances y algunos de ellos han fracasado rotundamente.

Ahora si llegó la hora de que en La Guajira asumamos con responsabilidad el liderazgo efectivo para emprender el camino hacia un nuevo escenario económico y social que traiga desarrollo para los habitantes de este rico y bello territorio, ávido de buena gestión gubernamental. No permitamos que la inacción y la incompetencia del gobierno nacional nos lleve al despeñadero.

La invitación a todos los guajiros es a no continuar la indiferencia con Cerrejón. Aquellos que ahora piensan que nos les afecta lo que ocurra con Cerrejón, también sufrirán las consecuencias de su no continuidad. ¡Sus efectos los sentiremos todos!

Álvaro López Peralta

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