Hace 60 años nació La Guajira como departamento, y hoy celebramos no solo su vida administrativa, sino el poder transformador que tiene nuestra tierra. A pesar de los desafíos, La Guajira representa una fuerza única que se expresa en la guajiridad, en su diversidad étnica y cultural, su riqueza natural, su potencial productivo y, sobre todo, en la pujanza de su gente.
Durante décadas se nos ha visto desde el centro del país como un territorio periférico, disperso y lleno de dificultades. Pero hoy, desde La Guajira misma, necesitamos proyectar otra narrativa: la del epicentro del nuevo desarrollo del país. No un desarrollo pensado desde el centralismo, sino uno dialogado, concertado y con sello territorial, donde los ciudadanos seamos protagonistas y el modelo público-privado continúe materializándose.
En este aniversario, es fundamental recordar que La Guajira no es un departamento pobre que deba ser salvado, sino un territorio con capacidades propias, con jóvenes y profesionales talentosos que quieren quedarse, y con empresarios decididos a invertir con propósito. El reto es convertir esa potencia en realidad, y para eso, el diálogo para la acción y la generación de confianza son herramientas imprescindibles.
Hoy, el mundo mira a La Guajira como pieza clave en la transición energética. Los vientos de la Alta Guajira son de los más constantes del planeta, el sol brilla con intensidad todo el año y la riqueza del gas, el cobre, la sal y el carbón nos convierten en una tierra única. Pero esta es una ventana de oportunidad que no será eterna, capitalizarla depende de fortalecer el entendimiento entre comunidades y empresas, reconociendo los saberes ancestrales, las estructuras normativas del pueblo Wayuu y garantizando procesos de consulta previa legítimos, eficaces y con reglas claras.
En este contexto, iniciativas como ProLaGuajira representan una oportunidad histórica. Se trata de mucho más que una estrategia de atracción de inversión: es una plataforma de concertación, una narrativa de futuro compartido, una apuesta por diversificar la economía con base en las vocaciones del territorio. Porque La Guajira no solo tiene potencial en energía y minería: tiene un mar que clama por ser integrado al desarrollo, suelos fértiles para la agroindustria, un turismo cultural y natural que puede ser ejemplo internacional, y un ecosistema empresarial que empieza a consolidarse con fuerza.
Diversificar no es excluir, es integrar para complementar. Es fortalecer cadenas productivas que agreguen valor local, que generen empleo formal, que impulsen el emprendimiento guajiro y que apuesten por un tejido económico competitivo. En este proceso, el papel de la institucionalidad es clave, necesitamos un Estado eficiente y transparente. Uno que garantice reglas claras, que ejecute con eficacia y que trabaje de forma articulada con el sector privado y la ciudadanía organizada.
Hablar de La Guajira en positivo no es una metáfora ni una estrategia para esconder problemas; es una acción estratégica. En un país fragmentado y polarizado, La Guajira puede ser el territorio donde florecen soluciones a la crisis climática, y donde se construye un modelo de desarrollo colaborativo y replicable.
La Guajira cumple 60 años de vida administrativa con una nueva conciencia: ya no basta con resistir, ahora queremos incidir. Incidir en las decisiones nacionales, en los flujos de inversión, en los modelos de gobernanza, en la educación de calidad y en una economía nacional que hoy necesita de los recursos de La Guajira.
Los próximos 60 años dependen de lo que hagamos hoy. Si sembramos confianza, cosecharemos transformación. Si apostamos por el diálogo, reduciremos el conflicto, y si dejamos de mirar a La Guajira como una carga, sino como una aliada estratégica, el país entero ganará.
¡Feliz cumpleaños a mi Guajira del alma! tierra que me inspira cada día y que me llena de orgullo. Felicito a todos esos guajiros incansables y a todos los que, desde distintos rincones y sectores, siguen creyendo en que aquí sí es posible construir futuro. Mi compromiso es seguir trabajando con pasión, integridad y esperanza, para que nuestra Guajira no solo sea recordada por sus desafíos, sino celebrada por su capacidad de transformar.
Luis Guillermo Baquero