LA GUAJIRA Y SUS CISNES VERDES SOSTENIBLES

John Elkington, escritor y emprendedor británico reconocido como el padre de la sostenibilidad, es una figura clave en la innovación verde y creador del concepto de los cisnes verdes. Estos representan soluciones sistémicas que impulsan un progreso exponencial en la generación de riqueza económica, social y ambiental.

Inspirados en los planteamientos de Elkington, los cisnes verdes en La Guajira encarnan las potencialidades estratégicas que están emergiendo como pilares de un desarrollo sostenible y diversificado. Este departamento, marcado por profundos contrastes, posee una riqueza multifacética que abarca desde vastos recursos naturales hasta una herencia cultural única.

Uno de estos cisnes verdes lo lideran las Energías Renovables No Convencionales (ERNC). No en vano, La Guajira está llamada a convertirse en un epicentro global para la generación de energías limpias. Sus constantes vientos alisios y su alta radiación solar la posicionan como un territorio ideal para proyectos eólicos y solares.

Este potencial ya comienza a materializarse con la ejecución de proyectos de gran escala, que colocan al departamento como un nodo estratégico en la transición energética de Colombia, con proyección a convertirse en un futuro exportador de energías limpias. Además, esta abundancia energética abre la puerta al desarrollo del hidrógeno verde, un combustible clave para la descarbonización global, con un impacto económico y ambiental profundo para la Guajira del futuro.

El turismo sostenible representa otro cisne verde que se consolida como una de las mayores fortalezas de esta tierra. Desde la imponente Sierra Nevada de Santa Marta, pasando por las playas de Palomino y el Cabo de la Vela, hasta la majestuosidad remota de Punta Gallinas, La Guajira ofrece una diversidad de experiencias únicas que atraen a viajeros de todo el mundo.

Pero no es solo sol y playa: el turismo en La Guajira se enriquece con la inmersión cultural en la etnia Wayuu, sus saberes ancestrales, artesanías, gastronomía y tradiciones. Asimismo, en los pueblos del sur del departamento —como San Juan del Cesar, Villanueva o Fonseca— el aire se impregna con el aroma musical de los acordeones y las melodías que le cantan a la vida y al amor. Este abanico de posibilidades convierte a la región en un destino clave para el ecoturismo, el turismo de aventura y el turismo cultural.

Otro cisne verde que emerge con fuerza es el patrimonio cultural Wayuu y afrodescendiente, una amalgama única forjada por la convergencia de raíces indígenas, africanas y españolas. Esta riqueza no es solo un atractivo visual, sino un pilar esencial en la afirmación identitaria de un pueblo resiliente.

Aunque la minería ha dominado históricamente la economía del territorio durante más de cuatro décadas, La Guajira cuenta con un enorme potencial inexplorado en la agroindustria y la pesca sostenible. Existen oportunidades prometedoras para el desarrollo de la acuicultura, especialmente de camarones y langostas y para la pesca artesanal de pesca blanca, con creciente interés en mercados nacionales e internacionales.

En paralelo, los cultivos adaptados al desierto representan una estrategia crucial para el desarrollo de regiones semiáridas. Promover especies resilientes como la yuca, el maíz, el sorgo, el ajonjolí y ciertas frutas permite diversificar la economía local, mejorar la seguridad alimentaria y avanzar hacia una verdadera soberanía alimentaria.

Esta iniciativa va más allá de la producción agrícola: busca fortalecer el arraigo nutricional y cultural de las comunidades locales. Asimismo, promueve el aprovechamiento sostenible de los bosques tropicales con fines alimenticios, destacando el trupillo como símbolo de esta visión integral, resiliente y sustentable.

Un vuelo hacia el futuro

En síntesis, La Guajira se perfila como un territorio cuya riqueza trasciende lo tradicional. El departamento ha comenzado a abrazar cuatro grandes cisnes verdes, símbolos de esperanza y transformación. Aunque aún enfrenta retos por superar para desplegar plenamente sus alas, estos cisnes están volando, uno tras otro, trazando la ruta hacia un futuro más diversificado, justo y sostenible, cimentado en:

  • Energías limpias
  • Patrimonio cultural y étnico
  • Ecoturismo
  • Sector agroindustrial y pesquero

Estos sectores no solo representan oportunidades económicas, sino que también envían un mensaje contundente a los gobiernos: en ellos reside el futuro de miles de personas y la clave para que un pueblo que anhela desarrollo pueda superar el atraso histórico y construir bienestar con identidad y dignidad.

Emilsa Rojas Atencio

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