¿Te sientes afligido? ¿Estás pasando por un momento difícil? Quizás has perdido un ser querido, padeces una enfermedad, estás desempleado o simplemente has pensado que la vida no tiene mucho sentido. Todos hemos pasado por situaciones que nos entristecen o frustran, pero sea lo que sea que estás atravesando, solo debes tener grabado en tu mente y en tu corazón que no estás solo, así que no pierdas la fe y la esperanza que algo bueno ha de venir. Dios es experto en sacar algo bueno, de lo malo; cuando estamos sufriendo no lo entendemos así, sin embargo, está en nosotros recordar que Dios puede y quiere encargarse de todo para que estemos bien.
Cuando nos encontramos frente a frente con el dolor o las cosas no marchan como creemos deberían marchar, lo mejor que podemos hacer es mirar hacia arriba, incluso podemos mirar atrás y darnos cuenta que muchas de las cosas que hemos vivido son las que nos han llevado a dónde estamos y nos han hecho más fuertes. Claro que nos gustaría crecer en los buenos tiempos; sin embargo, parece que los tiempos difíciles son la mejor escuela de crecimiento y madurez, ello es así porque es en esos momentos donde realmente parece que nos entregamos a Dios y buscamos una relación más profunda y claro, Él responde.
Normalmente hay dos caras en todo. Por ejemplo, cuando Jesús muere claro que fue un momento triste y doloroso, pero también fue y sigue siendo un acontecimiento glorioso, pues la cruz no significa solo crucifixión, también significa resurrección; si Jesús no hubiera soportado el dolor de aquel momento, no sólo nos hubiéramos quedado sin el perdón de nuestros pecados, sino también sin un Salvador que nos librara de sus consecuencias. El soportar el dolor es estar firmes sabiendo que en cualquier momento ello dejará de ser una prueba, para mostrarnos su otra cara, la cara de la gloria, del cumplimiento de las promesas de Dios.
Bueno, quizás Jesús sabía que al tercer día resucitaría, esa fue una ventaja que nosotros no tenemos, puesto que muchas de las pruebas por las que pasamos, no las entendemos y probablemente no tenemos ni la menor idea cuándo o de qué manera vamos a vivir la otra cara de las situaciones; pero no hace falta saberlo, basta con tener la certeza de que “A TODOS LOS QUE AMAN A DIOS, TODAS LAS COSAS LES AYUDAN A BIEN”.
Ahora, no importa como llegue el dolor, si de una manera sorpresiva o como consecuencia de nuestras malas acciones, aprendamos a atravesarlo, teniendo la certeza de que el gozo ha de llegar.
Jennifer Caicedo