LEVÁNTATE, NO DEJES QUE EL DOLOR TE CONSUMA. SALDRÁS DE ESTA…

Job capítulo 3

Hasta este momento Job no había abierto su boca para quejarse, a pesar de la pérdida de sus hijos y sus posesiones. Sin embargo, se puede leer en este capítulo como su dolor comenzó a hablar por él. Después de siete días y siete noches, Job rompió el silencio y realmente son enérgicas sus palabras.

De todo lo expresado por él, me centraré en el versículo 20 y 21; y es que contrario a lo que podríamos pensar la pregunta que se plantea en estas líneas, en la actualidad son más recurrentes de lo que creemos.

»¿Por qué permite Dios que los sufridos vean la luz? ¿Por qué se les da vida a los amargados? Anhelan estos una muerte que no llega, aunque la buscan más que a tesoro escondido… Job 3:20-21 NVI

Muchas veces he escuchado ¿por qué Dios permite la miseria, el abuso, la violencia, el sufrimiento?,  yo misma a los 10 años llegué a preguntarle a Dios ¿dónde estaba cuando murió mi padre? ¿Por qué permitió este sufrimiento? ¿Por qué no hizo nada? Hablar desde el dolor, la angustia y la amargura del corazón, es inevitable cuando atravesamos momentos de desesperación.

Incluso, puedo inferir que Job se sentía solo y desamparado por Dios, creía que tal vez nadie podía ayudarlo, aún su esposa le dijo: «Maldice a Dios y muérete» 2:9. Sin lugar a dudas Satanás esperaba este momento con la esperanza de que Job renunciara a Dios, pero esto no sucedió.

No obstante, era tan fuerte lo que abrigaba en el corazón y lo que expresa en el versículo 21 «Anhelan estos una muerte que no llega»… esto me impresionó en gran manera, porque si lo meditamos bien, hoy este es un pensamiento que cada vez toma más fuerza en niños, jóvenes y adultos. Hay tanta angustia, desesperanza y desolación en el mundo que la salida más fácil para algunos es morir… pensar que la muerte es mejor que vivir en desdicha, es un pensamiento que se ha infiltrado en la humanidad.

Al leer estas palabras pude sentir el desasosiego de Job, realmente estaba viviendo un tormento, sin embargo, a pesar del dolor por sus pérdidas, no consideró quitarse la vida como una opción, simplemente le estaba dando rienda suelta a su dolor, a la expresión natural de un alma acongojada.   A pesar del duro proceso que atravesaba, no había perdido la fe en Dios, más bien creo que estaba convencido su conexión con Él se disipaba cada vez más y por consecuencia su paz también menguaba.

No encuentro paz ni sosiego; no hallo reposo, sino solo agitación». Job 3:26 NVI

¿Pero realmente vivía Job en paz antes de este suceso? creo que no, él vivía temiendo que un día algo sucediera y lo vemos en este versículo:

Lo que más temía, me sobrevino; lo que más me asustaba, me sucedió.

Job 3:25 NVI

Él no vivía una vida despreocupada, al contrario, se inquietaba por los problemas que pudieran sobrevenirle a él o a su familia, por eso tomaba precauciones ante Dios para evitarlo a través de los holocaustos, como se puede ver en el capítulo 1. La adversidad vino a mostrarle que, aunque estaba cerca de Dios y era un hombre correcto, no vivía en plenitud, no descansaba en el Señor, en su mente había angustia.

Esta historia demuestra que incluso un gran hombre de fe puede caer en una gran depresión y desesperación. Las situaciones difíciles nos sumen tanto en la angustia, que permanecemos en un desánimo constante, alegrarnos en esos momentos parece algo muy improbable y esto era lo que le estaba pasando a Job.

No obstante, la palabra nos exhorta y nos muestra que Jesús conoce todas las aflicciones que el mundo ofrece, pero también nos da la confianza de saber que todo pasa por que Él ha vencido esas aflicciones y a eso debemos aferrarnos.

El dolor de Job lo confrontó con su fe, gracias a este proceso se desvanecieron muchas de las percepciones que tenía acerca de Dios, los principios bajo los cuales había vivido se estaban desmoronando y esto definitivamente cambió su perspectiva. Las pruebas y el sufrimiento, no destruyen el propósito real de nuestra vida, ya que no vivimos solo para ser felices o realizarnos personalmente,  sino también para servir a Dios y honrarle.

Ciertamente, Dios no nos evitará el sufrimiento, pero si caminará junto a nosotros y nos ayudará a sobreponernos a cualquier circunstancia. Mateo 28:20b y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.

Comprender esto no es tan fácil, no creo que haya nada más duro de soportar las aflicciones, mucho más si nos llegan sin razón aparente o sin merecerlas (si así fuera lo soportaríamos con más facilidad), pero la palabra nos insta a recordar que lo que viene después del sufrimiento es mucho mayor y mejor.

2 Corintios 4:16-17 Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día.  Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento.

A partir de las experiencias cada persona tiene una manera de percibir la vida y los momentos difíciles ponen a prueba su confianza en Dios, la vida nos enfrentará con cosas que estarán fuera de nuestro control, sin embargo, lo que si podemos hacer es, escoger la manera en que responderemos ante ellas.

En medio de sus sentimientos de angustia, Job mantuvo una confianza firme en Dios y esto también debemos hacer cuando enfrentemos los tiempos difíciles.

1 Pedro 1:6-8 Esto es para ustedes motivo de gran alegría, a pesar de que hasta ahora han tenido que sufrir diversas pruebas por un tiempo.  El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele.  

Las dificultades son comparables al fuego que usa un joyero para purificar el oro, el fuego hace que las impurezas asciendan a la superficie para poder ser retiradas. Asimismo, en nosotros, las pruebas hacen que salgan las impurezas de la fe para que podamos retirarlas y de esa manera hacerla más fuerte.

Parece imposible que, al atravesar por circunstancias dolorosas, podamos sacar algo bueno, pero si no nos damos por vencidos, si nos levantamos una vez más y avanzamos, si vencemos los temores, aunque nos sintamos abrumados por las situaciones vividas, con la ayuda de Dios saldremos adelante. En este punto las aflicciones pueden llevarnos a depender más de Dios o a distanciarnos de Él, es nuestra decisión.

En el caso de Job a pesar de todo lo catastrófico que vivió nunca fue una opción para él separase de Dios, al contrario, estas situaciones lo llevaron a conocerlo realmente.

Vicky Pinedo 

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