Jonás capítulo 4
Pero esto disgustó mucho a Jonás, y lo hizo enfurecerse. Así que oró al Señor de esta manera: —¡Oh Señor! ¿No era esto lo que yo decía cuando todavía estaba en mi tierra? Por eso me anticipé a huir a Tarsis, pues bien sabía que tú eres un Dios bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, que cambias de parecer y no destruyes. Jonás 4:1-2 NVI
En estos versos vemos a Jonás cuestionando o reprochando el actuar de Dios con Nínive, como a Jonás también a nosotros muchas veces se nos olvida con quien estamos hablando y cuestionamos el actuar de Dios; se nos daña el corazón cuando vemos ocurrir lo que para nosotros son “injusticias”, es decir, no nos parece justo lo que Dios hace o permite en nuestra vida o en la vida de otros.
En el estudio de este libro, pude notar que Jonás a pesar de ser un siervo de Dios, tenía un rasgo predominante y era ser impulsivo, al estar en desacuerdo con Dios reaccionaba de manera explosiva, no medía sus reacciones, solo justificaba sus razones, era tan testarudo que si no se hacía lo que esperaba prefería desaparecer de la faz de la tierra, llegó a decirle a Dios “no quiero seguir viviendo”, es como si le dijera si vas a seguir haciendo esto, mejor quítame la vida porque no quiero ver lo que haces.
Así que ahora, Señor, te suplico que me quites la vida. ¡Prefiero morir que seguir viviendo! Jonás 4:3 NVI
¿Has sentido alguna vez ganas de desaparecer? Ganas de salir corriendo, has pensado talvez: “Señor llévame contigo porque no puedo más” como si eso en realidad fuese a solucionar el problema. Honestamente, hay momentos en los que no nos quitamos la vida porque sabemos que eso nos llevaría derecho a una eternidad sin Dios, pero muchas veces, por diferentes circunstancias, así como Jonás hemos perdido las ganas de seguir viviendo.
Si este es un pensamiento y deseo recurrente, estás en peligro, ya que perder las ganas de vivir es un síntoma de depresión. Esto revela un estado emocional y psicológico que incluye:
Apatía: te sientes sin interés ni motivación para hacer planes o realizar acciones.
Indiferencia: te sientes sin energía ni voluntad para llevar a cabo tareas o actividades.
Cansancio: te sientes agotado.
Desesperanza: has perdido la esperanza en el futuro.
Es posible que Jonás haya desarrollado sin darse cuenta un estado de ánimo depresivo, recordemos que en el capítulo 1 pidió a la tripulación que lo lanzaran al mar, se podría pensar que esto fue intencional y que prefería morir a hacer lo que no quería.
Y es que no podemos negar que todos hemos tenido momentos impulsivos al ver las cosas que nos suceden, que nos hace pensar sobre: ¿Dónde está Dios en medio de todo esto?
Y no se trata de si está bien cuestionar o no a Dios, sino de qué manera y por qué razón lo cuestionamos. El profeta Habacuc había preguntado a Dios acerca del tiempo y la acción del plan del Señor.
¿Hasta cuándo, Señor, ¿he de pedirte ayuda sin que tú me escuches? ¿Hasta cuándo he de quejarme de la violencia sin que tú nos salves? ¿Por qué me haces presenciar calamidades? ¿Por qué debo contemplar el sufrimiento? Veo ante mis ojos destrucción y violencia; urgen riñas y abundan las contiendas. Por lo tanto, se entorpece la ley y no se da curso a la justicia. El impío acosa al justo, y las sentencias que se dictan son injustas. Habacuc 1:2-4
Y si leemos más adelante en el versículo 12 del capítulo 1, Habacuc vuelve a interpelar a Dios y veo de nuevo, así como lo hizo con Jonás, como Dios en vez de reprender a Habacuc le responde pacientemente, y el profeta termina su libro con una canción de alabanza al Señor.
Pero Jonás no estaba haciendo una simple consulta, estaba cuestionando el actuar de Dios, y además le hace berrinche, pero que lindo Dios que le da una lección bastante gráfica de la razón por la cual no castiga a Nínive como lo había previsto.
Y preparó Jehová Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera. Pero al venir el alba del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó. Y aconteció que, al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida. Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte. Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció. ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales? Jonás 4:6-11
Una cosa es querer saber por qué Dios permitió cierto evento y otra cuestionar directamente la voluntad, soberanía, bondad y misericordia de Dios. Es normal en nuestra humanidad sentir enojo, muchos hombres en la biblia como nosotros experimentaron la frustración por una «injusticia» por ejemplo Job, no entendió por qué Dios permitió que él sufriera, y cuestionó las razones por las que Dios lo hacía. En medio de su dolor y desánimo, clamó: “¡Ya estoy harto de esta vida! Por eso doy rienda suelta a mi queja; desahogo la amargura de mi alma” (Job 10:1, NVI). Y nuevamente vemos, que Dios no se distanció o se enojó con él; más bien entendía sus emociones.
En este caso, lo que había en el interior de Jonás, su odio por Nínive no le permitió comprender que la razón por la cual el también seguía vivo era precisamente la compasión y clemencia de Dios. Y podemos pensar «Que corajudo Jonás», pero no es solo Jonás, así también somos nosotros, tenemos el descaro de pensar que Dios está equivocado. ¿Cuántas veces hemos vivido situaciones que nos producen un enojo desproporcionado como el de Jonás? Y es en esos momentos cuando las palabras del Señor a Jonás se aplican también a nosotros.
Dios increpó a Jonás y le dijo: ¿Haces bien en enojarte tanto?» (Jon 4:4). Es como si el Señor le dijera: «Acepto que estés enojado, pero estás exagerando; no es para tanto”.
Esta actitud exagerada me lleva a pensar si realmente había amor en el corazón de Jonás, ya que, en vez de alabar al Señor por su compasión al perdonar a Nínive, prefirió enojarse. Le dolió más que se secara la calabacera, que el destino de este pueblo.
Porque Dios le dijo a Moisés: «Yo tendré compasión de quien yo quiera tenerla.» Así que la elección de Dios no depende de que alguien quiera ser elegido, o se esfuerce por serlo. Más bien, depende de que Dios le tenga compasión. Romanos 9:15-16
En la Biblia no se cuenta como terminaron las cosas entre Dios y Jonás, no dice si finalmente el profeta entendió el proceder de Dios, pero quiero tomar como referencia el ejemplo de Job, ya que él no se quedó en la queja, sino que buscó a Dios y finalmente Él le trajo consuelo. No todas sus preguntas fueron contestadas y las tuyas o las mías tampoco lo serán. Pero Job vio la grandeza y amor de Dios de una nueva forma y eso hizo toda la diferencia.
No cuestiones a Dios porque creas que Él está mal; no lo está. En lugar de eso, pídele que te ayude a confiar en Él, aun cuando no lo entiendas. Los resultados después de pasar por experiencias difíciles siempre serán: Madurez espiritual y el fortalecimiento de tu FE.