¿QUIENES SON LOS JAGUARES?

Hace unos días un jaguar fue encontrado muerto en la pequeña localidad de Siberia, en la Sierra Nevada de Santa Marta. Las circunstancias precisas de su muerte violenta aún no han sido esclarecidas por las autoridades ambientales. Félidos como este jaguar mueren frecuentemente a manos de seres humanos que justifican su brutal acción en las causas más insignificantes.

Nuestra actitud hacia los animales es ambigua. A pesar de que somos relativamente conscientes de nuestros nexos con la animalidad, aunque no siempre de nuestra pertenencia a ella, lo animal es percibido como lo inhumano o lo antihumano. Reservamos los términos de “bestia” o “bruto” para aquellas personas inciviles o crueles que realizan actos considerados inhumanos, aunque no haya un registro histórico de que los no humanos cometan ese tipo de acciones. La muerte de este animal trajo a mi memoria una historia contada hace varios años por mi hermano clasificado Odilón Montiel acerca del parentesco cósmico que une a ciertos humanos con los jaguares.

En un tiempo distante vivía en la Alta Guajira un indígena llamado kulirapata que tenía diversos parientes. Entre ellos el gato llamado Musa, y el conejo, llamado Koyochon. Todos pertenecían al clan Uliana, el clan de los pasos sigilosos. Tristemente el ambiente se tornó tenso pues cada vez que se perdía una oveja o una vaca culpaban a Kulirapata, el jaguar que entonces era un humano, de haberlo hecho. Este reunió a sus familiares y en tono solemne les pidió abandonar la Alta Guajira con el fin de evitar una guerra con quienes le acusaban injustamente de robar y matar su ganado. Según él argumentaba, tenía unos familiares en la Sierra Nevada que les acogerían muy bien.

El astuto conejo tomó la palabra: “Te entendemos en tu deseo de marcharte, tú eres grande y fuerte Kulirapata, tienes solo entre uno y dos cachorros, puedes prosperar en tierras lejanas. Yo, en cambio, soy muy prolífico y pequeño, como es de todos conocido no suelo tener uno o dos hijos sino hasta ocho o diez. ¿Cómo mantendré a mi numerosa familia en esas tierras extrañas? Aquí al menos conozco estos montes y puedo rebuscarme y darles de comer a mis hijos”. Los demás asistentes aprobaron las palabras de Koyoochon pues su situación se asemejaba y habían decidido quedarse.

Esa noche al calor del licor una inquietante cola moteada salió del vestido de kulirapata que comenzó a transformarse en jaguar. Este se marchó a la Sierra Nevada en donde permanece hasta hoy, En contraste, sus parientes, el conejo y el gato, siguen viviendo en la Alta Guajira.

¿Quiénes son los jaguares? En la ontología wayuu son humanos caídos o exhumanos con los que nos une un parentesco cósmico. Los miembros del clan Uliana compartimos con ellos determinados atributos sociales como la valentía y el sigilo. Esto debería llevar a preguntarnos ¿Cómo y en dónde los miembros de distintas sociedades localizan su humanidad? Aniquilarlos o expulsarlos de la Sierra Nevada es invalidar una decisión tomada en tiempos transhistóricos. Es aprovecharnos de su aparente silencio y actuar como si nos hubiesen otorgado un poder expreso para ello.

Weildler Guerra Curvelo 

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