RECONSTITUYENTE

Soplar y hacer botellas, así no es. En nuestra infancia, cuando nos debilitábamos, las madres buscaban una famosa emulsión de aceite de bacalao. Creo que los apoyos que hubo antes de las elecciones de 2022 hoy se van cayendo como fichas de dominó, el Gobierno está debilitado por sus propios yerros, quienes apoyaron al presidente Petro cayeron en el verbo hecho carne por encanto de serpientes; hoy están desilusionados. Nada nuevo bajo el sol, hay historias que se repiten en Colombia y la humanidad, hemos salido de peores situaciones. En esta última cuaresma, luego de la pasión muerte y crucifixión de sus proyectos, el arrepentimiento comenzó a aflorar en muchos electores viendo la hecatombe y el desorden en que cayó nuestro país.

Ante la falta de memoria de algunos que han “victimizado” al Dr. Petro como un último salvavidas; en lo personal le deseo lo mejor y, como dice Luis Noé Ochoa en El Tiempo, todavía tiene espacio para hacer un buen gobierno. Es importante recordar que el gobierno del presidente Duque, aunque sea considerado bueno, regular o malo, no tuvo un día sin un ataque del senador Petro, incluso desde antes de posesionarse. Más grave, la palera contra Duque fue inclemente de su propio partido y de la oposición, no por eso lo vimos recurrir a fugas personales. Se pregunta Carlos Caballero que si hay futuro, yo digo que sí; hoy, más que nunca, ante el alud de desaciertos, confrontamientos y el abandono de la idea de un acuerdo nacional, el terreno está abonado para que, en los 28 meses que faltan, comiencen a pensar en el bien de los colombianos.

Ejercer autoridad, recuperar el territorio, orden, decencia y gobernanza. Como dice Bruce McMaster: “Las responsabilidades del Gobierno son con el presente, si no atendemos los temas del ahora, habremos perdido muchos de los esfuerzos hechos y caminos recorridos”, y agrega: “La principal tarea que se le asigna al Gobierno es la de gobernar, administrar el día a día y ser el responsable del correcto funcionamiento en todos los frentes, especialmente el del desarrollo social”. Recuerdo el año 1990, regresábamos al país convulsionado por el cerco a la institucionalidad. Fuerzas políticas tan diversas lograron una asamblea constituyente variopinta, construyendo la carta que hoy nos rige y guía.

Hoy no necesitamos una constituyente, sino “un reconstituyente”, algo que ponga en orden nuevamente lo construido y avanzar. De izquierda, derecha o centro, los colombianos y la patria merecemos mejor suerte, no tantas arengas sin presupuestos. Miguel Gómez dice en Carne y hueso: “Menos ideas grandilocuentes y más gobierno”, Portafolio marzo 27 de 2024. “Los buenos discursos no sustituyen la acción”, concluye. Y, remato, es que los discursos ni son buenos, son falaces. Nos recuerda Irene Vallejo: “El emperador estoico Marco Aurelio conocía las tramoyas del poder y el hechizo de la imagen”. El presidente Petro también, pero su vestido cada día es más invisible. Lo que se necesita son cucharadas de emulsión Scott.

Orlando Bustillo Pareja

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