En La Guajira, estamos presenciando los estragos de una temporada invernal que ha dejado a más de 225,000 personas, o aproximadamente 42,000 familias, enfrentando adversidades que destacan la urgencia de una transformación profunda en la forma en que gestionamos nuestra región. Este no es solo un llamado a la acción inmediata, sino un grito desesperado por un cambio en el enfoque de nuestra planificación y desarrollo regional.
Es crucial dejar atrás la práctica reactiva de “apagar incendios” y actuar solo cuando “tenemos el agua hasta el cuello”, para adoptar un enfoque proactivo y visionario del desarrollo urbano y regional. Riohacha y sus alrededores no deben verse únicamente como escenarios de repetidas crisis, sino como espacios con el potencial para convertirse en modelos de sostenibilidad y planificación estratégica. Esta visión nos permitiría no solo prevenir emergencias sino también fomentar un crecimiento duradero y equitativo.
La historia nos muestra que solo a través de una planificación cuidadosa y considerada, que integre la sostenibilidad ambiental y económica, podemos esperar superar los ciclos de emergencia y desesperación.
Es esencial implementar un Plan de Ordenamiento Territorial (POT) actualizado y bien estructurado que guíe este esfuerzo, asegurando que cada proyecto no solo sea reactivo, sino que forme parte de una visión estratégica más amplia para el futuro.
Necesitamos construir una ciudad y un departamento que no solo resista los embates del clima y los desafíos socioeconómicos, sino que también prospere, ofreciendo a sus ciudadanos oportunidades de desarrollo genuino y sostenido.
El POT debe contemplar infraestructuras resilientes, una gestión efectiva del agua y los recursos naturales, y políticas que fomenten una economía diversificada y accesible para todos, formando así la columna vertebral de nuestro desarrollo futuro.
El ejemplo de ciudades que han superado desafíos similares a través de la visión y la acción colectiva debe servirnos de inspiración. Barranquilla, por ejemplo, transformó su gestión de arroyos peligrosos en modelos de canales urbanos, mitigando las inundaciones y revitalizando áreas previamente vulnerables.
Estas ciudades no solo planificaron para evitar desastres inmediatos, sino que también se proyectaron hacia un futuro donde la infraestructura, la economía y el tejido social forman un sistema resiliente y vibrante.
En Barranquilla, este enfoque no solo ha reducido los riesgos climáticos, sino que también ha mejorado la calidad de vida urbana, demostrando cómo la inversión estratégica en infraestructura puede rendir frutos a largo plazo.
En Riohacha, el reciente esfuerzo para dragar el río Ranchería y el proyecto pluvial en colaboración con el Ministerio de Vivienda son pasos en la dirección correcta, pero son solo el comienzo. Debemos expandir estas iniciativas para incluir una planificación que abarque todos los aspectos de la vida urbana y rural, asegurando que cada proyecto contribuya a un modelo de ciudad bien integrado y sostenible.
Como guajiros y riohacheros, es nuestro deber no solo participar en estos procesos, sino también exigir y contribuir a una visión compartida que eleve nuestra calidad de vida y asegure la dignidad de cada residente. Está en nuestras manos transformar nuestro entorno a través de la participación activa y la demanda de una gestión transparente y efectiva.
Es hora de soñar con una Guajira donde la adversidad se convierte en prosperidad, y cada desafío, en una oportunidad para demostrar nuestra resiliencia y capacidad de innovación. Esta es la esencia de nuestro llamado a la acción: no solo para enfrentar el presente, sino para reimaginar y reconstruir el futuro de Riohacha y La Guajira.
Juana Cordero Moscote
Se les dijo, se les advirtió,que sería lo mismo,que todo seria igual,Pero no hicieron caso,ahora estámos pagando las consecuencias de nuestros eternos errores…Esto lo ve hasta un invidente,pero los que tenemos una buena visión, nos hacemos el que no la vemos!! No hay que ser adivino para saber que esto pasará año tras año porque de estas necesidades se saca mucho lucro y gancho politico,a la maquinaria política no les conviene hacer nada…Saludos!!
De acuerdo en la necesitad de un documento concensado de Planificación, pero además del POT otras herramientas se han adoptado y aplaudido en Riohacha y La Guajira visionarias pero sin fuerza por la raquitica estructura institucional y lo más grave la cultura de hacer borrón y cuenta nueva, falta de unidad, corrupcion descarada que inicia en la compra de votos en sus distintas formas: Compra directa y las alianzas negocidas con lideres que direccionan un electorado momificado y sin visión de cambio.