Que todos los días de nuestros días sepamos elegir para saber vivir, pero sobre todo ser feliz. Ad portas de la recta final, les cuento las motivaciones que me inspiraron a ser candidata a la Cámara de representantes, cuando, al igual que ustedes estaba reacia a la política y no quería conocer candidato alguno, ni votar absolutamente por nadie, pero hoy Dios y la vida me ponen a merced de mi Guajira, porque en nuestra misión y esencia humana nacimos para servir, ser feliz y hacer felices a los demás con nuestras obras de humanidad y actos sinceros.
Siempre me pregunto y consulto a la memoria histórica ¿Por qué olvidar a quienes, sin conocerte, te dan la oportunidad de hacer posible tus metas, luchan por una sociedad mejor y creen ti como parte del cambio?
¿Por qué? sí son ellos quienes te apoyan y contribuyen a edificar la felicidad que tanto buscamos, esperanzada es condiciones de vida digna, de paz y convivencia ¿Saben? Con el cuestionamiento que les hago, desarrollé sueños que fueron convirtiéndose en metas en mi desarrollo personal, pero sin apartar de mi mente las personas que apostaron y creyeron en mí, que valoran lo que hago y me ayudaron a crecer, por qué olvidarlas, ¿por qué? Sin ellas, no hubiera sido posible los éxitos de mi vida. Así como ahora ustedes que me están ayudando, apoyando a que exista un mejor mañana y un renacer ¿por qué olvidarlos? ¿Por qué?
En este proceso electoral donde nace la cuarta candidatura de mi vida como le llamo y de dónde no tenía la mayor remota idea de estarlo, comienzo a entender que aquello que se sueña, con luchas y esfuerzos es posible, vengo como toda niña cosechando ilusiones, metas, proyecciones, como seguro también mucho de ustedes: soñé con ser una normalista superior y lo pude lograr, soñé con ser Arquitecta y por la gracia de Dios, fue posible, posterior, enfrenté el sueño más hermoso para una mujer, que es ser madre y lo conseguí, todos estos sueños hacen parte de la candidatura de mi vida y semillero de felicidad.
Ahora que enfrento la cuarta candidatura soñada en los laureles de la infancia, deseo hoy llegar para dejar una huella, soy consciente del enorme desafío que me espera junto a ustedes, pero para no repetir la historia de quienes han contado con la voluntad popular y la oportunidad para un renacer de todos, renuncian estar cerca del pueblo que un día depositó la esperanza para la felicidad.
He pedido a Dios y a la existencia que los valores que en ocasión alguna subyugaron nuestra condición humana, sean los pilares que prevalezcan en mí cuando este 13 de marzo, la victoria enseñoree a un pueblo que en lo más profundo de sus entrañas desea renacer: sean la coherencia, la gratitud, el servicio, el amor y la resiliencia mis apoderados para ser feliz y hacer feliz a una tierra que hace mucho tiempo no lo es.
Solo espero que el amor, sin contarlo, sin calcularlo siga siendo mi mayor premisa y coherencia para servir, y que desde los zapatos de mis hermanos guajiros brote la sabiduría para seguir atendiendo con gratitud, a quienes con opinión votaron por un renacer. Queridos amigos, que la resiliencia abunde en medio del caos para todos nosotros, pues no será fácil el grito de esperanza que desde el congreso emanaré por ustedes, pero solo sus fuerzas desde la distancia será la calma para mi sed cuando los tiempos no sean buenos.
El desafío de este nuevo proceso donde soy candidata, lo asumo con las enseñanzas que me han dejado mis candidaturas de vida pasadas, teniendo de presente que comenzaron siendo un sueño y se convirtieron en realidad y que siempre las he enfrentado con mentalidad de principiante para aprender de usted que me lee y de las corazas que el universo pone a su camino. Solo espero que sueñes conmigo para ser feliz, a 8 días de las elecciones una partitura de la felicidad está en juego, pero de tus manos, mente y corazón depende el lograrlo. Finalmente, amigos míos, cuando renacemos en medio de las adversidades como lo he hecho muchas veces que me he caído y levantado es porque supimos elegir para ser feliz.
Teresa «Pinina» Iguarán