SI NO CAMBIAMOS CON LA PANDEMIA, ENTONCES… ¿CON QUÉ? 

“Sin cambios no hay mariposas”, diciente frase que revela una gran realidad, la metamorfosis necesaria de la vida, ese punto de transformación, a la que nos llevan esos momentos sin retorno, en los que avanzar hacia el cambio es la única opción. Es algo similar a caer de esa cuerda floja donde tambaleábamos aferrados a un cambio que no queremos afrontar, pero donde intentar sostenerse es peor que la caída a la que le tememos, hasta que llega esa enorme sacudida que nos hace mover si o si de ese lugar, soltamos la cuerda por perder el equilibrio y llega la inevitable caída.

En la pandemia, muchos han pasado crisis económicas, algunos con el corazón roto han perdido irremediablemente a sus seres queridos, otros han enfrentado decisiones duras y otros, no tan afectados, han mirado desde la tribuna como el mundo se cae a pedazos, pero lo más lamentable es ver, como muchos en medio de un tiempo tan difícil, tienen tiempo para la burla y la falta de empatía en un mundo donde a todos, en algún momento de la vida, nos tocará enfrentar pruebas. Tristemente lo mediático le ganó a la sensibilidad, hoy el afán de conseguir seguidores en las redes o la búsqueda incesante de reconocimiento, parece que les otorgara el derecho a las personas, de jugar con el dolor ajeno, de entender que, si no cambiamos ahora, entonces cuándo?…

Jamás un año me había enseñado tanto como este, en este duro 2020 vi de cerca la solidaridad, pero también la insensibilidad, me tropecé con el sarcasmo, me rocé con la ironía y entendí, que el otro no entenderá tu proceso, hasta que se monte en tus zapatos, valoré el perdón, el amor, la familia, lo significativo de un abrazo, de una despedida, la amistad y lo más importante, conocí de cerca a Dios.

Este año me enseñó que las fuertes sacudidas nos sacan de la zona de confort y nos lanzan a la incertidumbre, tan solo tenemos que aceptar que esta inevitable incertidumbre es nuestra aliada, nuestra oportunidad, no nuestra enemiga amenazante.

Querido lector, el estar vivos y sanos es una gran ganancia en este año que fue una gran lección de vida y supervivencia, es nuestro indicador de que somos bendecidos, en un grupo inmenso de personas, donde a muchos les tocó perder. Abraza con agradecimiento la oportunidad de cambio y transformación, que en el camino Dios sana todo lo que te dejó este 2020. No sabemos si el próximo año será mejor o peor, lo que, si podemos saber, es si en realidad, fue una oportunidad de cambio o retroceso en nuestras vidas, porque ningún tiempo de espera es tiempo perdido, cuando crecemos en las áreas que realmente importan.

Sin cambios no hay mariposas, pero ¿quién dijo que la metamorfosis no dolía?…

Jaimelis Fonseca Sierra

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