¿TONTOS O SABIOS?

Profesar la fe en Dios, es algo más que meras palabras, es caminar de acuerdo a lo que dicen Las Escrituras. Debemos ver si nuestro comportamiento se alinea con la voluntad de Dios o si por el contrario somos imprudentes y actuamos bajo los efectos de nuestras emociones.

¿Cómo ser sinceros sin ser groseros? ¿Cómo ser justos sin ser duros? ¿Cómo reflejar autoridad sin ser arrogantes? ¿Cómo ser bondadosos sin ser débiles de carácter? Tengo que decir que, al menos para mí no es muy fácil, si te pasa lo mismo, entonces estas letras son para ambos, para ti quien lee y para mí quien escribe.

Actuar, hablar y sobre todo reaccionar de forma adecuada nos convierte en personas sensatas, prudentes; pero ¿cómo lo logro en un mundo lleno de injusticia, envidias, gente abusiva, humillante, grosera?

Dice en Proverbios 14:18, que los simples heredarán necedad, más los prudentes se coronarán de sabiduría. Solo la prudencia nos evitará muchos problemas y sufrimientos, así como provocar eventuales daños en la vida y en los sentimientos de los demás.

Debemos blindarnos con La Palabra de Dios y entrenar nuestro carácter con ella, así estaremos preparados para pasar por alto las ofensas y evitar conflictos, no podemos dejarnos provocar, estamos llamados a ser pacificadores.

Se lee en Mateo 7:24-27 “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina”.

Se nos demanda vivir de manera cuerda para ahorrarnos problemas, este mundo necesita que impactemos, pero no de manera negativa. Influenciar positivamente nuestro entorno no significa solo pasar por alto las injusticias, dejarnos pisotear o simplemente poner la otra mejilla en una actitud pasiva; no, esa no es la forma. No basta no hacer lo malo, se necesita hacer lo bueno; no basta conformarnos con que la vida tiene muchos problemas, se necesita ser parte de la solución; no basta sentir compasión, se necesita restaurar vidas; no basta callar ante el grosero, injusto, vulgar, altanero, se necesita reaccionar ante los ataques con sabiduría, amor, inteligencia, paz e incluso elegancia.

Como hijos de Dios debemos cuidar lo que hacemos y decimos, pero sobre todo cuidar lo que sentimos; una ofensa puede llevarnos a ofender, una herida puede llevarnos a herir; no podemos convertimos en el daño que nos hacen. “El necio al punto da a conocer su ira, más el que no hace caso de la injuria es prudente” (Proverbios 12:16), me gusta mucho este versículo en la versión TLA que reza: «Los tontos fácilmente se enojan; los sabios perdonan la ofensa.» Así pues, ¿somos tontos o somos sabios?

Jennifer Caicedo

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