UN INTERÉS GEOPOLÍTICO LLAMADO UCRANIA

Ucrania se convirtió en un Estado independiente el 24 de agosto de 1991, tras el intento de golpe de Estado en la Unión Soviética que condujo finalmente a la disolución de la Unión Soviética en diciembre del mismo año. Desde entonces está en un proceso de transición de descomunización hacia una economía de mercado abierto al mercado europeo y al mundo.

Para entender este conflicto entre Rusia y Ucrania hay que indicar que comenzó en el año 2014, cuando los rusos tomaron el control de Crimea, acrecentando la enemistad de ambas naciones. Además, desde ese año, Putin apoyó a las fuerzas separatistas de dos regiones del este de Ucrania: Donetsk y Luhansk, a las cuales reconoció independencia hace unos días.

La Invasión de Rusia a Ucrania comenzó cuando el presidente ruso Vladimir Putin ordenara una ‘operación militar especial’ con la intención de ‘desmilitarizar y desnazificar’ algunas zonas de Ucrania, pero este conflicto tiene antecedentes, ya que en el 2014 como se dijo antes, los rusos tomaron el control de Crimea lo que intensificó la guerra entre estos dos países.

 

RUSIA INVADE A UCRANIA – «VLADIMIR PUTIN ES LA CLARA EXPRESIÓN DE UNA MENTALIDAD IMPERIALISTA QUE BUSCA DESTRUIR LOS CIMIENTOS DE LA TRANQUILIDAD MUNDIAL».

La paz y el orden mundial, tal y como lo muestra la situación actual está en peligro y eso es culpa de Vladimir Putin.

En la madrugada del jueves 24 de febrero, Rusia lanzó una invasión masiva contra Ucrania, hay que decir que fue en una escalada de agresiones militares que no se veían en el mundo desde 1945, cuando los tanques y los misiles de Rusia cruzaron hacia suelo ucraniano, las Naciones Unidas solicitaban e imploraban a Putin no iniciar el ataque, los principios del derecho y las relaciones internacionales que costaron dos guerras mundiales e innumerables vidas parecieron echados por tierra y no importarle a este imperialista del siglo XXI.

Pablo de Orellana, de la BBC Mundo manifiesta que «Hechos como los que estamos viendo en estos momentos se volvieron muy extraños desde 1945”. Lo que fue una práctica a través de los siglos, invadir a tu vecino, se volvió casi imposible en la segunda mitad del siglo XX.

En este sentido muchos expertos dicen que agresiones violentas, desde 1945 solo han habido tres: Tíbet, Sahara Occidental y Crimea, la más reciente en 2014. Es muy poco para tan largo periodo de tiempo. Y casualmente, o quizás no, Crimea y ahora Ucrania han sido orquestadas por la misma persona: Putin.

Para descifrar todos lo que encierra esta guerra habría que preguntarse ¿qué ha llevado a Putin a tratar de destrozar el orden y tranquilidad que ha regido el mundo durante las últimas décadas? ¿Qué busca y qué hay detrás de sus decisiones? ¿Qué quiere de Ucrania y de Occidente? Las respuestas no están del todo claras todavía, pero hay que manifestar que sus consecuencias pueden poner en jaque al mundo tal como lo estamos viendo al día de hoy.

Una vez que se cumpla con la totalidad de los embargos económicos a Rusia, a Putin y a sus aliados, lo que correspondería a una primera fase para desestabilizarlos económicamente, asunto este que ya las grandes potencias del mundo empezaron hacer. Una vez  cumplida la primera fase, inmediatamente Estados Unidos y todos sus aliados de la OTAN deberían pasar a la segunda fase que sería la militar sin perder un segundo de tiempo, ya que el mundo entero espera de estas potencias respondan con un ataque totalmente contundente sin precedente alguno y permita mandar un mensaje de poder y respeto para que otras naciones tal el caso de China que quiera hacerlo mismo con Taiwán, lo piense más de una vez porque de otro modo estaríamos viviendo sin duda un retroceso de los derechos iguales de los estados, si esta invasión de Rusia a Ucrania no se responde con contundencia, puede tener resultados catastróficos para la estabilidad del mundo.

Para entender esta invasión también hay que decir que Vladimir Putin lleva 20 años buscando reconstruir lo que él llama la esfera de influencia exclusiva en Europa del Este y también decir que él es un gran admirador y seguidor de Lósif Vissariónovich Dzhugashvili, ​ más conocido como Lósif Stalin y de esa idea estalinista la cual decía que la Unión Soviética nunca estaría segura a menos que controle Europa del Este, lo que obligó a los aliados a darle Europa del Este después de la II Guerra Mundial.

Putin, quiere salvar a Rusia de la misma manera que Stalin salvó a la URSS. Lo que en Rusia llaman la gran Guerra Patriótica es lo que conocemos como la II Guerra Mundial, esa es la gran razón por la que ahora está usando de nuevo para referirse a Ucrania este discurso de la gran guerra patriótica o de llamar sin fundamento, nazis a los ucranianos.

Putin, ha reinventado el nacionalismo ruso sobre la base de las mismas teorías nacionalistas del zarismo y de la Unión Soviética. Es un nostálgico de ese pasado y se ve a sí mismo como su continuador y en ese sentido, Ucrania es un lugar especial para la continuidad entre ese pasado y la Rusia de ahora, por esa razón hemos llamado esta columna UN INTERÉS GEOPOLÍTICO LLAMADO UCRANIA.

Por ello no es extraño que este imperialista llamado Vladimir Putin, quiera cambiar el gobierno en Ucrania porque le desespera que no esté bajo su control. En cierto sentido es una clara demostración de debilidad, de que no le queda otro remedio, porque ha tratado de controlar Ucrania, pero no ha podido. Por lo dicho anteriormente queda claro que Ucrania es vital para Rusia por varias razones, una de ellas es geográfica: si está obsesionado con la idea de que le van a destruir, Ucrania, al estar en gran parte llanura, es un lugar de acceso favorable a Rusia. Es, de hecho, el lugar por donde muchas invasiones a Rusia han pasado históricamente, desde Napoleón, hasta los nazis.

Ucrania fue la gran conquista de los nacionalistas del 1800, pasó de Catalina la Grande a manos de su gran general Potemkin- de hecho, fue en esa época cuando conquistaron el Dombás y le dieron el nombre de Nueva Rusia y se volvió una colonia, pero también hay un hecho político, estas razones dichas, a la clara dice que la seguridad de Rusia, depende de Ucrania, que no lograr controlarla, le genera inseguridad.

Ahora, con esta invasión, se vuelve más grave la situación para Putin, porque ha caído en una clásica trampa nacionalista, ahora está forzado a utilizar cualquier método para ganar porque si no quedará deslegitimado ante su propia gente.

Se preguntarán muchos ¿Qué consecuencias puede tener esto para el resto de los países?

A nivel internacional ya lo estamos comenzando a ver, con las respuestas que ha dado uno de sus países aliados como lo es China, dice “Occidente está exagerando”. Y es que China, como Rusia, es un país que también busca ese revisionismo con base al movimiento marxista y está mirando atentamente cuál es la respuesta internacional, porque de ella dependerá también qué sucede si China se lanza sobre Taiwán.

China, como Rusia, ha declarado muy abiertamente su aspiración a gobernar Asia, sobre todo el sudeste asiático. ¿Por qué? Porque puede hacerlo. Y Putin lo ve igual. Cree que Occidente no le está dejando gozar los frutos del poder militar de Rusia que él aspira.

 

CRONOLOGÍA: ¿CÓMO LLEGAMOS A ESTE PUNTO DE LA SITUACIÓN ENTRE RUSIA Y UCRANIA?

Abril y mayo de 2014. Los acontecimientos de Crimea se reproducen en la región ucrania de Donbás. En mayo, gruos separatistas de Donetsk y Lugansk autor proclaman sendas “repúblicas populares” y reclaman integrarse en Rusia. El este de Ucrania se convierte así en el escenario de la última guerra de Europa entre los separatistas prorrusos, con apoyo político y militar de Moscú, y el Ejército ucranio. Es asi como el 17 de julio de 2014. Un misil Buk de fabricación rusa derriba el vuelo MH17 de Malaysia Airlines  y mata a sus 298 ocupantes cuando el avión sobrevolaba la región de Donetsk.

El 5 de septiembre de 2015. Ucrania, Rusia y representantes separatistas de Donetsk y Lugansk firman en Minsk un acuerdo para poner fin a la guerra bajo los auspicios de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Entra en vigor un alto el fuego que dura una semana.

El 10 de diciembre de 2019. Putin y el nuevo presidente ucranio, Volodímir Zelenski, acuerdan en París retomar el proceso de paz en Ucrania. El 29 de diciembre, Kiev y representantes separatistas canjean a 200 prisioneros.

En enero – abril de 2021. Rusia comienza a trasladar tropas a sus fronteras con Ucrania y a la península de Crimea. El 13 de abril, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, define el despliegue como “la mayor acumulación de tropas rusas desde la anexión de Crimea”.

El 23 de agosto de 2021. 46 Estados y organizaciones, entre ellas la OTAN, firman en Kiev la Plataforma de Crimea, en la que Occidente exige a Rusia la devolución de la península Ucrania.

El 3 de diciembre de 2021. Estados Unidos cree que Moscú prepara una invasión de Ucrania “a principios de 2022″, de acuerdo con The Washington Post. Según EE UU, el despliegue de Rusia en las fronteras con ese país puede llegar a 175.000 soldados.

El 16 de diciembre de 2021. La Unión Europea amenaza a Rusia con “sanciones enormes” si invade Ucrania.

 

En noviembre de 2021. Imágenes satelitales sugieren que Rusia está enviando tropas hacia su frontera con Ucrania. Moscú niega estar preparando una invasión y acusa a la OTAN de aumentar su actividad en la región.

En diciembre de 2021. Rusia dice que la crisis solo puede resolverse si Occidente acepta una lista de demandas, incluida la garantía de que Ucrania nunca se unirá a la OTAN.

El 17 de enero de 2022. Tropas rusas comienzan a llegar a Bielorrusia para realizar ejercicios militares conjuntos. El presidente bielorruso Alexander Lukashenko minimiza su importancia. Dice que son “ejercicios regulares”.

El 11 y 12 de enero de 2022. Una reunión entre Washington y Moscú —el 11 de enero en Ginebra (Suiza) — y otra celebrada al día siguiente entre la OTAN y Rusia concluyen sin avances. Moscú informa del inicio de unas maniobras militares en el sur de Rusia, el Cáucaso y Crimea.

El 14 de enero de 2022. EE UU alerta de que Rusia planea “un ataque de falsa bandera”: un sabotaje contra sus fuerzas en el este de Ucrania para atribuírselo a Kiev y justificar una invasión. La madrugada anterior, un ciber-ataque masivo inutilizó durante horas el sistema informático del Gobierno ucranio.

El 18 de enero de 2022. Rusia envía tropas a Bielorrusia para unas maniobras conjuntas cerca de las fronteras ucranias. Entretanto, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, inicia una nueva ronda de reuniones que culminarán el viernes con un encuentro con el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.

El 24 de enero. La OTAN dice que sus fuerzas están preparadas y que se están enviando más barcos y aviones de combate a la región. El secretario general del organismo, Jens Stoltenberg, dice que la OTAN “continuará tomando todas las medidas necesarias para proteger y defender a todos los aliados”.

El Departamento de Estado de Estados Unidos ordena a los familiares de los diplomáticos de su Embajada en Kiev que abandonen el país, ante la amenaza de una invasión de Rusia. También autoriza a los trabajadores no esenciales a salir, y pide al resto de sus conciudadanos que consideren “la oportunidad de salir de Ucrania empleando vuelos comerciales u otros medios privados”, dado que la embajada no estará en condiciones de prestarles ayuda en caso de un ataque.

26 de enero. Estados Unidos responde a las demandas de Rusia. Rechaza descartar que Ucrania se una a la OTAN en el futuro. En respuesta, el presidente Putin acusa a Occidente de ignorar las preocupaciones de Rusia.

 

Álvaro Sierra Molina

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