UN «NIÑO» RETADOR

Ante la situación de sequía que ya padecen la Costa Caribe y otras zonas del país, es clave intensificar, las medidas necesarias para mitigar los efectos del Fenómeno del Niño. Ya no hay tiempo que perder, urge que la Nación, departamentos, distritos y municipios profundicen los trabajos en relación con la adaptación al cambio climático.

Lamentablemente, en la historia del país podemos concluir que Colombia se ha caracterizado por ser una Nación consciente de sus riesgos y amenazas, pero poco inclinada a desarrollar una política pública que se anticipe a los hechos. Es como si estuviéramos condenados a que todo nos coja fuera de foco o en situación de minusvalía, cuando la política pública a todos los niveles debería concentrarse en lo que hay que prevenir para que al país le vaya mejor.

Además de las nefastas consecuencias que trae este fenómeno para la actividad agropecuaria, cuya afectación incide de manera directa en la oferta Nacional y el bolsillo de las familias colombianas, quienes llevan a cuesta el peso de la inflación, están los aumentos de los incendios forestales, los deslizamientos, los daños en los ecosistemas, las enfermedades y los disturbios sociales, que llegan con los inclementes episodios de sequía en Colombia. Según información oficial, solo entre el 5 y 10 de enero de 2024, se presentó un aumento del 390% en el número de municipios en alerta por incendios, pasando de 192 a 747.

La falta de lluvias y el incremento de las temperaturas impactan en mayor medida a las poblaciones más vulnerables, que padecen por la escasez de agua y la inseguridad alimentaria, por lo que es urgente que el Gobierno Nacional realice un mayor acompañamiento a los entes territoriales en la tarea de implementar políticas de acción, prevención y gestión sostenible de las fuentes hídricas, adaptadas a las necesidades de cada municipio.

Otra de las preocupaciones que arrastra El Niño, radica en el fuerte impacto que podría causar sobre el sector eléctrico del país. Ante un evento climático agresivo, como el que se alerta para este año, el panorama es de alta incertidumbre por los riesgos que acarrea para la seguridad y confiabilidad del suministro, además de los aumentos en los precios de las tarifas de energía. Aunque el Ministerio de Minas y Energía ha descartado la posibilidad de que se pueda presentar un racionamiento energético, no podemos estar del todo tranquilos.

Si bien a nivel nacional se activó la sala de crisis para atender el fenómeno de El Niño, es urgente agilizar la entrada de proyectos de energías renovables, así como su conexión al sistema. Los retrasos que han presentado los proyectos de energías limpias nos hacen más vulnerables ante El Niño. Los efectos desastrosos del Fenómeno y del cambio climático, nos dejan a merced de sectores que aprovechan estos eventos para volver el agua un factor de desmedida riqueza, con el incremento de las tarifas de los servicios públicos.

Con un evento climático de características sin precedentes, como el que se ha pronosticado, se deben encender las alarmas en todos los sectores, así como llevar a los colombianos a que asuman una mayor responsabilidad en la protección de nuestras fuentes hídricas. Nos espera un «Niño» retador, no podemos permitir que nos sorprenda desarmados.

 

José David Name Cardozo

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