UN NUEVO HORIZONTE PARA LA SALUD EN LA GUAJIRA

En un territorio marcado por enormes desafíos sociales y sanitarios, el anuncio realizado por el Hospital Nuestra Señora de los Remedios de Riohacha de implementar un proyecto de atención especializada en 12 municipios de La Guajira, dirigido por Cristian Brito Quintero, representa una acción de gran trascendencia. Este esfuerzo busca transformar la realidad del sistema de salud local, acercando servicios esenciales a poblaciones geográficamente dispersas y vulnerables.

La Guajira ha sido históricamente una región con fuertes barreras de acceso a servicios médicos. Con una geografía extensa, comunidades indígenas alejadas y limitaciones en infraestructura y personal de salud, gran parte de la población enfrenta problemas como la desnutrición infantil y la falta de atención obstétrica o pediátrica adecuada. El Hospital de Riohacha ha desempeñado un papel clave en la atención de infancia indígena desnutrida mediante programas de nutrición comunitaria y control prenatal. Este proyecto de atención especializada permitirá descentralizar el acceso a servicios de segundo nivel, acercándolos a zonas donde hoy solo existen puestos de salud básicos o ausentes. En palabras técnicas, corresponde al fortalecimiento del Modelo Integral de Atención en Salud (MIAS), planteado por el Ministerio de Salud como estrategia para mejorar la calidad, cobertura y continuidad del servicio

 

Beneficios clave del proyecto

 Atención más cercana y eficaz

Al habilitar unidades especializadas en los 12 municipios, se reducirá la necesidad de desplazamiento, algo crítico en una región donde los terrenos son agrestes y el transporte es costoso o inaccesible. Esto disminuirá tiempos de respuesta en emergencias obstétricas, complicaciones nutricionales o patologías pediátricas severas.

 

 Atención integral a la infancia y la madre

El hospital ha enfatizado en sus programas la atención al binomio madre-hijo, con control prenatal, educación en lactancia y seguimiento nutricional en los primeros meses de vida, claves para prevenir limitaciones cognitivas o físicas a largo plazo. Llevar esta atención a los municipios brinda una oportunidad real de impactar positivamente en los indicadores de desarrollo infantil en toda la región.

 

 Articulación institucional y cooperación

Este proyecto no surge de manera aislada, sino que se enmarca en estrategias estructurales de modernización de las ESE de La Guajira, impulsadas por el Ministerio de Salud y la Gobernación, con el objetivo de dotar al sistema público con mayor capacidad asistencial, eficiencia operativa y sostenibilidad financiera. Además, iniciativas como la renovación del área quirúrgica con apoyo de la Fundación Operación Sonrisa evidencian alianzas exitosas que fortalecen infraestructura y capacidades médico-quirúrgicas.

Un proyecto de esta magnitud requiere capacidad de liderazgo y compromiso institucional. La figura de Cristian Brito Quintero como director es clave: no basta con anunciar buenas intenciones, es necesario garantizar ejecución, corresponsabilidad con autoridades locales, profesionales de salud y comunidad. También implica que las comunidades locales —incluyendo autoridades, líderes indígenas y gestores municipales— asuman un rol activo. La construcción de confianza hacia la institución, la garantía de espacios adecuados y el respeto por las culturas son elementos esenciales para el éxito. De la esperanza a la transformación real Proyectos como este tienen un componente aspiracional: brindan esperanza en un futuro donde el acceso a la salud no dependa del lugar de residencia. Pero también pueden transformarse en experiencias concretas si se trabaja en:

  • Capacitación continua del personal médico local
  • Monitoreo de indicadores de salud (desnutrición, mortalidad infantil, atención prenatal)
  • Transparencia presupuestal y rendición de cuentas
  • Incorporación de prácticas culturales —por ejemplo, promover la lactancia materna desde la cosmovisión indígena—

La iniciativa del Hospital Nuestra Señora de los Remedios, encabezada por Cristian Brito Quintero, de llevar atención especializada a 12 municipios de La Guajira significa un paso decidido hacia un sistema de salud más accesible, equitativo y culturalmente pertinente. El impacto potencial incluye reducción de mortalidad materna e infantil, mejora en el desarrollo temprano de niños y niñas y fortalecimiento institucional del sistema público.

Pero más allá del impacto técnico, el verdadero valor reside en su carácter transformador: es un mensaje de dignidad, inclusión y justicia social que puede dar nuevos bríos al desarrollo de La Guajira. En última instancia, el desafío no es solo de infraestructura o tecnología, sino de voluntad política, ética profesional y corresponsabilidad comunitaria.

 

Sait Ibarra Lopesierra

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