EL TELEGRAMA

Con la persistencia que solo los colombianos tienen, un riohachero, se enfrentaba aquella tarde a una entrevista de trabajo, para intentar conseguir un empleo.

Llegando a la oficina la cual le indicaron, frente al entrevistador, esto fue lo que sucedió: 

– Manifiesta el entrevistador ¿Cuál fue su último salario?

– Me ganaba el salario mínimo – responde el Riohachero.

– Pues me alegra informarle que, si usted es contratado por nosotros, su salario será de USD $ 15.000 por mes.

– ¿Nojodaaaaaaa, Jura Primo… jura?

– Por supuesto! Y dígame, ¿qué carro tiene usted?

– La verdad es que yo tengo un carrito para vendé raspao’ frente al colegio Liceo Almirante Padilla, y una carretilla pá transportar escombros…

– Entonces, sepa que, si usted viene a trabajar con nosotros, inmediatamente, le daremos un BMW convertible, y un Audi A6 para el uso de su esposa, los dos modelo 2.022, ambos cero kilómetros.

– ¿Nojodaaaaa, Jura Primo. juraaaaaaa…?

 

– Sí señor! Otra pregunta por favor ¿Usted viaja con frecuencia al exterior?

 

– Bueno compadre, lo más lejos que yo he viajado es a Villanueva, al festival Cuna de Acordeones, ahí mismo fui y visite a unos parientes que viven allá, ahhhh también aproveché y parrandie con mi compadre Pedro Rodríguez, el popular Pellito!!!

– Ahhh okey, tenga presente que si usted trabaja aquí con nosotros, viajará por lo menos 10 veces por año, con agendas entre Paris, Londres, Roma, Mónaco, New York, Moscú… entre otros ciudades.

 

– ¿Nojodaaaa Primo, tú me estas echando mentira???

 

– Es como le comento, señor… y le digo más: el empleo es casi suyo!. No puedo confirmarle 100% ahora, porque tengo que cumplir un requisito de informarle a mi gerente, pero cuente que el trabajo está casi garantizado para usted!!!

Si hasta mañana viernes, a las 12:00 de la noche, usted no ha recibido un telegrama de nuestra empresa cancelando todo el proceso, significa que puede venir a trabajar el día lunes a las 8:00 am.

 

El riohachero, salió radiante de la oficina!. Ahora era sólo esperar hasta la medianoche del viernes, y rezar para que no apareciera ningún maldito telegrama.

 

Al día siguiente todo era optimismo… No podía haber existido un viernes más feliz que aquel. El riohachero, reunió a toda la familia y les contó las buenas nuevas.

Después convocó al barrio entero, y les informó que estaba preparando un asado gigante, con conjunto vallenato y Whiskey pá todo el mundo, asunto por el cual todos estaban invitados.

Cuando eran las 5:00 pm, ya los invitados se habían mamado varias cajas de cerveza y de Whiskey, además muchos kilos de carne asada al carbón. 

 

Conforme avanzaba la noche, más personas llegaban y la alegría desbordaba, a las 9:00 p.m, el barrio estaba extasiado y la fiesta estaba en su punto de caramelo!…

En unas tarimas improvisadas, tocaba sin parar los Hnos Zuleta, mientras abajo esperaba el Paly Gámez y cinco conjunto vallenatos entre lo que estaban Jorgito Celedon, Jean Carlos Centeno y Silvestre Dangong, el pueblo bailaba y comía, mientras el Whiskey rodaba sin cesar.

 

A las 10:00 pm, la mujer del riohachero, empezó a preocuparse, pues le parecía que aquello ya era demasiada exageración… pero la fiesta continuaba.

La vecina bueeenotaaaa, la piernuaaa, la caderonaaa, la pechugona, la más apetecida del barrio, ya comenzaba a bailarle descaradamente y a apretarse contra el riohachero, haciéndole descarados coqueteos.

Los Hnos Zuleta, seguía tocando, el volumen aumentaba, la cerveza corría por litros, el Whiskey ni se diga, el pueblo bailaba desaforado, la carne humeaba en las parrillas y era consumida en cantidades…

 

A las 11:00 de la noche el riohachero ya era el rey del barrio!..

 

Las cuentas de gastos, para divertir y para llenar la barriga de todos los asistentes, a esas alturas ya sumaban cifras gigantes… pero todo sería por cuenta del primer salario!. La mujer del riohachero, seguía medio afligida, medio preocupada, medio celosa, medio resignada, medio alegre, medio boba y medio asustada.

 

Eran las 11:59 pm… y doblando la esquina, al final de la calle, aparece un tipo en una bicicleta vuelto loco, entrando en la calle de la fiesta a toda velocidad y tocando insistentemente la bocina de la cicla.

¡Era el cartero!!!

La fiesta paró en un segundo, Jean Carlos Centeno que estaba tocando en ese preciso momento, se silenció inmediatamente…

El primo del riohachero, se atragantó con un hueso de chivo…

Un borracho eructó…

 

Un perro comenzó a aullar como llorando…

 

¡Dios mío!!! ¿Y ahora quien va a pagar la cuenta de esta fiesta decían los asistentes?

 

¡Pobrecito el corroncho!!!, era la frase que la multitud murmuraba unos con otros.

Alguien tiro unos baldes de agua encima de las parrillas de la carne, y los carbones humeantes parecían llorar.

Desconectaron los refrigeradores que contenían los barriles de cerveza. Los músicos se bajaron de la tarima.

La mujer del riohachero, se desmayó cuando la bicicleta del cartero paró frente a su casa, y preguntó:

– ¿Esta el señor Roberto Gómez Uriana?

 

– Sí, sí… si, si… si se-señor… soy… soy yooo…

La multitud no resistió más. Un ‘Oooohhhh’ apesadumbrado se escuchó en todos los alrededores. Algunos comenzaron a recoger sus cosas para retirarse a sus casas. Las mujeres lloraban abrazadas.

Los hombres se daban palmaditas de consuelo en los hombros, los unos a los otros.

 

El mejor amigo del riohachero, estrellaba repetidamente su cabeza contra la pared.

La vecina buenota se componía la falda y se arreglaba el cabello…

 

– Telegrama para usted manifestó el cartero… 

El riohachero, no lo podía creer. Agarró el telegrama con sus manos temblorosas y con los ojos llenos de lágrimas. Irguió la cabeza y miró con valentía y tristeza a toda la multitud que aguardaba expectante.

Un silencio total se apoderó del barrio entero…

Respiró profundo y comenzó a abrir el telegrama, sus manos temblaban y una lágrima se deslizó por su mejilla, cayendo sobre el pavimento.

Miró de nuevo a todos los que hacía unos minutos lo idolatraban; todo era consternación general.

Logró sacar el telegrama del sobre, lo abrió y comenzó a leer.

 

El pueblo aguardaba en silencio y se preguntaba: “¿Y ahora quien va a pagar toda esta cuenta?”.

El riohachero, comenzó a leer el telegrama, a medida que lo hacía, su rostro cambiaba de expresión y fue quedando muy, muy, pero muy serioooo. 

Terminó su lectura y se quedó abstraído, mirando hacia la nada.

 

Levantó de nuevo el papel y volvió a leerlo. Al final dejó caer los brazos, levantó lentamente la cabeza, sacó pecho y miró al pueblo que lo esperaba expectante.

Entonces… una sonrisa comenzó a dibujarse lentamente en el rostro del riohachero.

En ese momento comenzó a saltar, a gritar de felicidad, brincando como un niño, abrazándose con los que estaban a su lado en la mayor demostración de felicidad, mientras gritaba eufórico…

 

– Tranquilos, se murió mi Mamaaaá………………. !!!!HIJUEPUTA………… ¡Se murioooooo!!!!!!!

 

Álvaro Sierra Molina

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