Hay temporadas en la vida es que estamos demasiado ocupados, parece que apenas tenemos tiempo para respirar, nos sentimos abrumados y cansados, en medio de tanto estrés Dios nos tiene una solución llamada “paz”; pero ¿Cómo la conseguimos?
Puede que creas que todo está fuera de tu control, pero no olvides que, incluso dentro de la tormenta, hay un lugar tranquilo, donde se puede disfrutar de las bondades del descanso. Si logas llegar a ese punto de permanecer sereno (a), aun cuando el mundo a tu alrededor parece derrumbarse, has experimentado la maravillosa y dulce presencia de Dios.
Es necesario que organices tu vida, dale tiempo al tiempo, no pretendas abarcar todo, enfrentarlo todo y evacuar todo al tiempo porque no sólo no es posible, sino que te va estresar más, a ocupar más y por ende te vas a atrasar más. Nuestro cuerpo no fue diseñado para vivir corriendo. Incluso Dios luego de crear el mundo, se tomó un día para descansar. Dice en Génesis 2:1-3 “Así terminó Dios la creación del cielo y de la tierra y de todo cuanto existe, y el séptimo día descansó. Dios bendijo ese día y lo apartó, para que todos lo adoraran”. Si Dios, siendo quien es descansó, claramente debemos entender que fuimos creados con una necesidad de descanso, que nos restaurará y dará fortaleza para retomar nuestras labores cotidianas.
Si te sientes agobiado (a), Dios te dice que acerques, pues Él te hará descansar (Mateo 11:28) y es que el descanso se encuentra dondequiera que esté el Padre, entrégale tus problemas, tus procesos, tus pruebas, tu trabajo, tus estudios, incluso tu horario. El descanso en el señor está al alcance de todo el que quiera responder a su llamado de ir Él.
Dice Mateo 11:28-30 “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”
“Confía en el Señor y haz el bien; establécete en la tierra y mantente fiel. Deléitate en el Señor y él te concederá los deseos de tu corazón. Encomienda al Señor tu camino; confía en él y él actuará. Hará que tu justicia resplandezca con el alba; tu justa causa, como el sol de mediodía. Guarda silencio ante el Señor y espera en él con paciencia…” (Salmo 37: 3-7)
Sí, habrá temporadas difíciles, pero debes aprender tomar las cosas con calma y sin rendirte, cuando tu corazón está centrado en lo eterno podrás navegar a través del mar de las ocupaciones, mientras tu mente, tu alma y tu corazón se mantienen serenos. En tiempos de presión, la fe en Dios te controlará y re mantendrá en perfecta calma.
Eres más fuerte de lo que crees ser, puedes hacer más; aunque te sientas débil, cansado (a), incapaz o agotado (a). Cuando estás en un punto en que crees que no puedes más, que la frustración es tu única compañía, que has llegado a tu límite, Dios puede llenarte de fortaleza y paz. ¡Todo lo puedes en Cristo que te fortalece!
Jennifer Caicedo