Señoras y señores, a la mejor manera de comenzar una carrera de caballos, se viene la gran largada. La contienda electoral ha iniciado, y con ella, una vez más, la esperanza de un país mejor. Amigo elector, es el momento de preparar las sillas, tener a la mano un buen vaso de agua fría y, lo más importante, hacer la lista de preguntas que le hará a los candidatos. Porque sí, vienen las promesas, los abrazos efusivos, las caminatas interminables por barrios, veredas y pueblos. Llegarán a tocar su puerta con una sonrisa amplia y un discurso lleno de esperanza.
Pero esta vez debe ser diferente, El 8 de marzo de 2026, Colombia elegirá a los nuevos integrantes de la Cámara de Representantes, curules especiales y el Senado. Son ellos quienes, sobre el papel, deben representar la voz del pueblo. Pero, ¿lo han hecho en estos últimos años? ¿Han cumplido con sus promesas? ¿Han defendido realmente los intereses de quienes los eligieron?
Nos hemos acostumbrado a que el Congreso es un espacio de peleas políticas, de leyes estancadas y de intereses personales. Nos han vendido la idea de que, una vez elegidos, los congresistas se olvidan de los electores. Pero, ¿y si esta vez no fuera así? ¿Y si logramos, de una vez por todas, que el Congreso sea un espacio de verdadera representación ciudadana?
Es momento de sentarnos cara a cara con los candidatos, de exigirles compromisos claros y de recordarles que su deber no es con sus partidos ni con sus intereses personales, sino con la gente que les dará su voto. Necesitamos congresistas que trabajen en equipo con la ciudadanía, que no aparezcan solo en época electoral, sino que sean una voz constante en defensa del pueblo.
El país no puede seguir a la deriva. Los últimos años han estado marcados por un gobierno que prometió un cambio y que, en cambio, ha generado incertidumbre. La imagen del presidente Gustavo Petro se ha desmoronado en encuestas y en la percepción ciudadana. Promesas incumplidas, discursos incendiarios y una sensación generalizada de que no hay un verdadero liderazgo. ¿Dónde están las grandes transformaciones que se prometieron? ¿Dónde están las mejoras en la economía, en la seguridad, en la vida diaria de los colombianos?
El Congreso, en su mayoría, ha jugado un papel de cómplice o de opositor sin soluciones. Se han limitado a pelear, a bloquear para negociar bajo la mesa, mientras el país sigue esperando respuestas. Colombia necesita congresistas comprometidos con la gente, con su futuro y no con su reelección.
El futuro lo decimos nosotros, el 8 de marzo de 2026, tenemos en nuestras manos la oportunidad de cambiar el rumbo. No podemos seguir eligiendo a los mismos con las mismas estrategias. Es momento de pensar en el país que queremos, de exigir propuestas claras y compromisos reales.
Se viene la carrera electoral, pero no puede ser una más. Que esta sea la elección donde los ciudadanos y los congresistas formen un verdadero equipo de trabajo.
Que se sienta la empatía, el sentido de responsabilidad y el compromiso real con las comunidades que más lo necesitan. Colombia merece un Congreso a la altura de sus ciudadanos. Pero eso, querido elector, depende de usted.
Fabio Torres “El Rector”