La situación en Venezuela nos debe llevar a una serie de reflexiones:
- La democracia y la libertad son valores fundamentales que no son negociables; son pilares que tenemos que cuidar, fortalecer y por los que tenemos que luchar todos los días. Recordemos la máxima de Rousseau: “Podemos adquirir la libertad, pero nunca se recupera una vez que se pierde”. Por eso, en un momento tan retador de País, donde permanentemente están tensando la institucionalidad y algunos están buscando atajos a la Democrcacia, el Estado de Derecho y la Constitución; nuestro papel, por encima de partidos e ideologías, tiene que ser el de proteger los valores republicanos que hemos edificado a lo largo de más de 200 años.
- El pasado, el presente y el futuro de Colombia y Venezuela están ligados por una historia común y más de 2.200 kilómetros de una porosa frontera; por lo tanto, si Venezuela no recupera la democracia y la libertad, Colombia dificilmente alcanzará la paz y la seguridad.
La situación de nuestra nación hermana tiene incidencia directa sobre Colombia. De un lado, la presión humanitaria, social y fiscal por la crisis de casi tres millones de migrantes, que deberíamos denominar refugiados, porque salieron de su país buscando protección y garantías mínimas para sobrevivir, lo que hoy Venezuela no les puede brindar. Por otro, la recuperación económica de Venezuela pasa por el resarcimiento de la democracia y las libertades, incluída la libertad económica que, para florecer, requiere estabilidad jurídica y seguridad física. Y nuestra seguridad depende de la transición a un nuevo gobierno democrático; porque Venezuela pasó de ser un santuario estratégico, donde las estructuras criminales tenían facilidades de apoyo, a una retaguardia estratégica, donde organizaciones como el ELN y las FARC concentran tropas y mandos.
- Colombia tiene una tradición diplómatica que le ha valido reconocimiento en el concierto de naciones. Nuestro país es miembro fundador de la OEA y la ONU, y tiene una herencia de lucha por la democracia, las libertades y los derechos humanos, por eso, no podemos callar ante un Gobierno que maneja las relaciones internacionales con un criterio de afinidad ideológica que raya en complicidad criminal, en lugar de atender los intereses superiores de la Patria, la tradición y el sentir de la Nación.
Exigimos una postura firme por parte del Gobieno Petro. Que reconozca la voluntad del constituyente primario en Venezuela y que rechace una dictadura que reemplazó la doctrina por la violencia, la administración por la corrupción, y la democracia por una tiranía que, ante la ausencia de legítimidad y legalidad, optó por llenar las cárceles de presos políticos, y por asesinar, desaparecer y perseguir a periodistas, líderes y políticos de la oposición democrática.
Nosotros reconocemos la gesta del pueblo venezolano liderado por María Corina Machado, la labor de Edmundo González, y el resultado de las 25.073 actas que son públicas, y que representan el 83,5% del total.
Finalmente, aprendamos el valor de la democracia, la libertad y la institucionalidad; unámonos por encima de partidos e ideologías, en torno a los mínimos que garanticen la supervivencia de la República, y construyamos una plataforma desde la sensatez, para trazar nuestro camino como Nación.
Paola Holguín