CIEN OJOS PELAOS

Quiso la gracia divina que un emprendimiento periodístico irrumpiera con brío desde el centro de La Guajira. Una empresa de clase nacional que se erige como una ventana donde las vertientes del espectro de opinión tienen una atalaya disponible para llegar con voz altisonante en los computadores, celulares y redes sociales de los colombianos. Quiso además el creador que la iniciativa contara con la dirección de un joven talentoso, de esos que tanto ha parido Barrancas, como José Celedón Ucrós, quien con su empuje, tesón y ojo editorial pasó de la esfera macondiana y sus bemoles parroquiales a convertir su medio informativo en tribuna comunicativa al servicio, no solo de La Guajira, sino de toda la nación.

Lo medios modernos deben ser ágiles, universales, apegados a la verdad y al respeto de la opinión, tanto de los columnistas como de lectores. Y precisamente bajo la conducción de Celedón se ha rescatado el espíritu pluralista y objetivo del periodismo colombiano que tanto sedujo al mundo a mediados y finales del siglo pasado. Porque no basta con ser egresado de las mejores escuelas de periodismo del país para marcar tendencias, hoy en día, en medio del fango de las “fake news”, yace la urgencia de informar sin pecar en la soberbia y el adoctrinamiento político que corroe los linotipos mentales de los medios regionales. Y en ese aspecto, podemos afirmar sin exagerar, que Ojo Pelao es merecedor de la analogía del título “Infinito en un junco” en la oferta regional de medios.

Cada edición del magazín marca tendencia, genera discusión, plasma diferentes abordajes de los problemas nacionales y sobre todo despliega, a través de la magia de la notificación en redes sociales, la alegría que cada domingo envuelve a los lectores. Porque como se decía antes, no hay domingo sin misa y sin fútbol, ahora se hace perentorio añadir un complemento a la frase: y tampoco hay domingo sin Magazín Ojo Pelao.

Y es precisamente “Ojo Pelao”, un nombre caribe, el cual despierta el apego de los lectores y su valoración como un vehículo para empaparse los dedos de la tinta digital de los colores rojo y negro que ilustran cada edición desde la celosa guardiana de El Cerrejón. Por eso, este fin de semana al llegar a la edición número 100, los columnistas y la opinión general, debemos tributar un justo reconocimiento a la labor de un titán de los medios y valorar el trabajo que denota forjar cien ediciones desde la Colombia profunda y atreverse a pensar en grande.

“Cien Ojos pelaos” siempre verán más allá de lo posible y serán el mejor de los centinelas de los habitantes de un país acongojado por los dolores del alma. Éxitos para el magazín y que las cien ediciones sean el preludio de cien años de vanagloria donde se logren descifrar los pergaminos de Melquíades y las estirpes de colombianos tengan más oportunidades sobre la tierra.

 

Arcesio Romero Pérez

Escritor afrocaribeño

Miembro de la organización de base NARP ASOMALAWI

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