ELECCIONES PRESIDENCIALES CON ENORMES INCERTIDUMBRES

Se acerca rápidamente la fecha de la primera vuelta de las elecciones de presidente y vicepresidente de la República. Estamos a menos de un mes de esa importante jornada democrática y las campañas de los diferentes candidatos también han crecido en intensidad su actividad proselitista en su afán por conquistar nuevas adhesiones y crecer en las preferencias de los potenciales votantes.

En estos momentos existen dos candidatos punteros en las encuestas con claras opciones de ser elegidos presidentes de Colombia, aunque se han conocido informaciones recientes relacionadas con acercamientos entre los dos candidatos que según esas mismas encuestas siguen a los dos primeros, con el propósito de incrementar razonablemente sus posibilidades de triunfo electoral en esta contienda.

En la más reciente encuesta publicada este viernes 29 de abril, exactamente un mes antes de los comicios, realizada por la firma Invamer, la que fue contratada por tres importantes medios de comunicación nacionales, Gustavo Petro -candidato del autodenominado Pacto Histórico- registra 43.6% de preferencias entre los electores encuestados, cayendo un punto porcentual con respecto a los resultados de febrero 22. Por su parte, Federico Gutiérrez -candidato de la coalición Equipo por Colombia registra 26.7% de las preferencias, con un enorme crecimiento con respecto al porcentaje del 8,7% obtenido en la misma encuesta de febrero. Los dos candidatos siguientes son Rodolfo Hernández con el 13.9% y Sergio Fajardo con el 6,5% de las intenciones de voto de los encuestados. El candidato Hernández se mantuvo en el nivel de preferencias, mientras Fajardo tuvo un fuerte descenso con respecto al 15% de las preferencias que obtuvo en la encuesta de febrero realizada por la misma firma Invamer. Los otros cuatro candidatos registran individualmente preferencias de los potenciales electores por debajo del 1.5%.

Con los resultados antes mencionados, por el momento, serían los candidatos Petro y Gutiérrez quienes pasarían a disputar la presidencia en una segunda vuelta a realizarse el 19 de junio. Son dos opciones ideológicamente opuestas, una representando a los sectores de la izquierda en sus diferentes matices, arropada con el socialismo o progresismo como ellos ahora lo denominan, y la otra representada por partidos de derecha y algunos sectores del centro, con una historia de aciertos y también de errores susceptibles de rectificar, pero suficientemente conocidos por los colombianos.  Son dos opciones que representan visiones y modelos políticos y económicos radicalmente diferentes para el futuro del país.

Es en este contexto en el que surgen las grandes incertidumbres, como quiera que el resultado de estas elecciones presidenciales determinará no solo el rumbo que tendrá la sociedad colombiana, sino la forma y la velocidad con las que se emprendería, lo que dependerá de los cambios que eventualmente se llegaren a implementar. Es una situación que nos obliga a todos los colombianos a conocer, analizar, evaluar y decidir en forma consciente y responsable por cual opción depositar nuestro voto, pensando en la estabilidad y el bienestar nuestras familias y de la sociedad colombiana en el futuro.

La opción que representa Gustavo Petro es la más arriesgada y puede representar un salto al vacío para Colombia, considerando las propuestas que ha planteado a lo largo de su campaña, muchas de las cuales suenan bonito para la galería, pero tienen un tufo populista y, según lo reafirman reconocidos analistas y economistas, son irrealizables por sus enormes implicaciones. Otras de sus propuestas representan una amenaza para la estabilidad del aparato productivo, afectando el desarrollo económico y la creación de oportunidades de empleo e ingreso, con el consecuente impacto social negativo para todos.

Otro agravante de esta opción son las características del movimiento político que la respalda, es decir su denominado Pacto Histórico, el cual es amorfo, sin identidad ideológica ni objetivos estratégicos de gobierno claramente definidos, al que se han sumado muchos lideres políticos de todos los matices y con diversidad de intereses, lo que naturalmente genera confrontación interna e impide el trabajo en equipo y decisiones de gobierno coherentes y consensuadas; han llegado con la intención de aprovechar las posibles oportunidades que les pueda brindar su eventual gobierno. Es pertinente reflexionar al respecto y preguntarse si con esas características ese movimiento y su líder Petro, en caso de ser elegido, serán capaces de ejercer un buen gobierno, que satisfaga las necesidades de la sociedad, o si por el contrario se convertirá rápidamente en un gobierno que traiga corrupción y más frustración para los colombianos, tal como está ocurriendo con los gobiernos socialistas recientemente elegido en Perú y Chile.

Por su parte, la opción de Federico Gutiérrez, respaldada por un equipo con gran experiencia administrativa y de gobierno, tanto a nivel nacional como regional, ofrece la tranquilidad de un gobierno sin traumas ni sorpresas en el funcionamiento del Estado y su sistema económico y social, aunque seguramente tendría que afrontar las acciones agresivas de la protesta social que continuará realizando la oposición.

Por supuesto que su gobierno tendrá la obligación insoslayable de diseñar e implementar las decisiones estratégicas para corregir las deficiencias y las debilidades del actual modelo -que tiene muchas-, especialmente en los temas de corrupción e inclusión económica y social, que dieron origen a las protestas sociales y a los actos vandálicos, que tanto daño le causaron al país.

Las opciones están servidas. Dependerá de todos los colombianos el destino de nuestra amada patria.

Álvaro López Peralta

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