LA GUAJIRA: ENTRE LA CRISIS Y LA OPORTUNIDAD

Después de los contundentes resultados electorales de Gustavo Petro en La Guajira, tanto en la primera como en la segunda vuelta, crecieron las esperanzas y expectativas. Se pensaba que finalmente alguien le daría la atención que merecen el departamento y sus problemas para superar las peores estadísticas de pobreza en Colombia.

Las visitas iniciales del presidente fortalecieron esas esperanzas. Las promesas de un Plan de Abastecimiento de Agua Potable, mejoras en infraestructura vial, energías renovables, producción de alimentos, y otros proyectos, parecían confirmar esa esperanza.

Incluso, la declaración de emergencia económica, social y ecológica fue un paso en la dirección correcta, pero la Corte Constitucional decretó la inexequibilidad de la emergencia y de los decretos que buscaban garantizar el acceso al agua potable, mejorar la infraestructura hospitalaria, implementar programas de vivienda, y proteger el medio ambiente, entre otras acciones necesarias para salir de la crisis. Fue un golpe devastador; todo se vino abajo y parece que Petro se olvidó de La Guajira.

La situación es cada vez más incierta y, la migración venezolana, el decreto 1047 que afecta las exportaciones de carbón a Israel, junto con la decisión de ENEL de no construir tres parques eólicos, son ejemplos de esa incertidumbre. Pero en medio de esta adversidad hay oportunidades que, si se gestionan adecuadamente, pueden transformar la realidad.

La crisis en Venezuela ha obligado a miles a cruzar la frontera, poniendo una presión adicional sobre los limitados recursos, pero también representa una oportunidad para repensar políticas de integración. La regularización de los migrantes es crucial para garantizar que puedan acceder a servicios básicos, y la cooperación internacional es esencial para abordar esta crisis de manera efectiva. Es la oportunidad para convertir a La Guajira en modelo de integración y desarrollo sostenible si se implementan políticas inclusivas y se aprovechan los recursos de manera eficiente.

El decreto 1047, que ha generado incertidumbre en el sector minero, es un recordatorio de la necesidad de diversificar la economía guajira para no depender exclusivamente de los recursos naturales no renovables, teniendo un enorme potencial en turismo, agricultura y energías renovables. Invertir en infraestructura y promover iniciativas empresariales locales pueden generar empleo y mejorar la calidad de vida.

La decisión de ENEL de no construir tres parques eólicos en la región también es una oportunidad para explorar otras alternativas y fomentar la participación de empresas locales en el desarrollo de proyectos de energías renovables. Fomentando la inversión en infraestructuras y promoviendo políticas favorables, podría liderar la producción de energía limpia.

En este contexto, es inevitable cuestionar la pasividad de los seis congresistas oriundos de La Guajira. Es preocupante la falta de gestión y respuesta efectiva a las problemáticas que enfrentamos porque, siendo coherentes con el arraigo, tienen la responsabilidad de buscar soluciones a los desafíos que afectan a la comunidad. Es fundamental que asuman un rol más activo y comprometido. La gestión política no puede limitarse a promesas vacías y discursos grandilocuentes; requiere acciones concretas y una verdadera voluntad de cambio. La cooperación con el gobierno nacional y la promoción de iniciativas legislativas que beneficien a la región son esenciales para enfrentar los desafíos actuales.

Y en tal sentido el gobernador Jairo Aguilar tiene que asumir un liderazgo con dinámica y carácter que le permita convocar para sumar y construir el bienestar, progreso y prosperidad de los guajiros. Debe entender que los candidatos son de los partidos, coaliciones, movimientos o número significativo de ciudadanos que los avalen, pero el gobernante elegido es de todos los ciudadanos.

El gobernador se tiene que salir debajo de la pollera en que lo tiene arropado el senador Alfredo Deluque y convocar a todas las fuerzas que están en el Congreso de la República para unirlas en dirección de gestionar el futuro promisorio que marcó en el plan de desarrollo que aprobó la asamblea departamental.

La Guajira enfrenta desafíos significativos, pero también tiene un enorme potencial para unir esfuerzos y aprovechar las oportunidades que se presentan en medio de la adversidad. Hacer de la crisis una oportunidad con colaboración, innovación y compromiso, para construir un futuro más próspero y equitativo.

Y como dijo el filósofo de La Junta: «Se las dejo ahí…”

 

Luís Alonso Colmenares Rodríguez 

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