LA INUTILIDAD DEL VOTO EN BLANCO EN SEGUNDA VUELTA

En estos días previos a la votación que se realizará el próximo 19 de junio, en el marco de la segunda vuelta para la elección del nuevo presidente de Colombia, adicional a la confrontación permanente por múltiples temas inherentes a las dos campañas, se han generado amplias discusiones e interpretaciones acerca de la pertinencia o de la conveniencia de tener la casilla del voto en blanco en el tarjetón como una de las opciones a escoger por parte de los electores.

En esta oportunidad el voto en blanco, más allá de sus consideraciones jurídicas y de sus potenciales efectos cuantitativos en los resultados de la elección, claramente se ha convertido en un asunto estratégico para ambas campañas. Es ahí donde radica la importancia de que todos los colombianos tengamos claro cuáles son sus implicaciones.

Desde la perspectiva jurídica, es importante mencionar dos hechos que contribuyen a aclarar la situación y a reducir o eliminar el nivel de incertidumbre o de confusión existente actualmente con respecto al voto en blanco. En primer lugar, en el artículo 258 de la Constitución Política de Colombia no se mencionan ni la necesidad de incluir el voto en blanco, ni sus efectos, en la segunda vuelta de la elección presidencial. Por el contrario, en el parágrafo 1 del mismo artículo si se menciona en forma explícita que “Deberá repetirse por una vez la votación para elegir miembros de una corporación pública, gobernador, alcalde o la primera vuelta en las elecciones presidenciales, cuando del total de votos válidos, los votos en blanco constituyan la mayoría”.

Por otra parte, como segundo hecho, la Registraduría Nacional del Estado Civil ha reiterado que la decisión de incluir la opción de votar en blanco en los tarjetones para la votación de la segunda vuelta para dar cumplimiento a la sentencia C-490 de 2011 de la Corte Constitucional, en la que plantea la protección del derecho de los ciudadanos a participar en las elecciones aunque no se sientan representados por ninguna de las opciones.  En este contexto la Corte le da prioridad a una consideración más orientada a brindar la oportunidad de ejercer la oposición a los ciudadanos que así lo deseen, aunque ese acto personal no contribuya en esencia a lograr el propósito de elegir el futuro presidente de todos los colombianos, que es lo que finalmente busca lograr la segunda vuelta de la elección presidencial.

Por todo los anterior, en el hipotético caso de que gane el voto en blanco en la segunda vuelta la más importante conclusión es que no se repetirán las elecciones. En ese caso se proclamará como presidente de la República de Colombia al candidato que mas voto obtenga en esa elección, aun con menor número de votos que el voto en blanco, el cual finalmente, desde el punto de vista jurídico, no tendrá ningún efecto adicional más allá del simbólico. Es decir, el voto en blanco se limitará a ser una manifestación de protesta del votante, una protesta con limitados ideales y con pocas probabilidades de ser satisfecha, aunque un par de ex precandidatos hayan cantado ya su decisión de votar en blanco, repitiendo la misma decisión de hace 4 años que ningún rédito político les produjo.

Aunque durante esta semana el juzgado 58 Administrativo de Bogotá recibió para su estudio una tutela que busca remover la casilla del voto en blanco del tarjetón para esta segunda vuelta de la elección presidencial, es muy poco probable que esta solicitud prospere dado que un posible fallo sería muy cerca de la fecha de la jornada electoral, lo que tendría implicaciones logísticas en el proceso de votación por la elaboración, distribución y uso de los nuevos tarjetones. Seguiríamos pues con una votación adornada con la inutilidad del voto en blanco.

Desde la perspectiva estratégica, y aunque los resultados de la mayoría de las encuestas, y los trackings presidenciales ahora de moda, muestran resultados que favorecen al candidato Rodolfo Hernández por un estrecho margen, es evidente que los votos en blanco no le favorecen a este candidato dado que para ganar necesita crecer en más de 4.5 millones de votos, adicionales a los casi 6 millones obtenidos en la primera vuelta. Por el contrario, a la campaña del candidato Petro le favorece que haya una alta votación por el voto en blanco, pues su necesidad de votos adicionales a los obtenidos en la primera vuelta es menor, y en teoría esos votos en blancos podrían ser votos que, por la volatilidad electoral generada al fragor de las redes sociales y los medios periodísticos podrían ser votos firmes para el candidato Hernández. Por esa misma razón se escucha a los simpatizantes de la campaña del PH promover mensajes a favor del voto en blanco.

En resumen, los votos en blanco no se sumarán a las cifras ninguno de los candidatos en contienda, pero si pueden afectar, o literalmente restar, a la suma total de sus votos, especialmente a Rodolfo Hernández.

En 7 días los colombianos conoceremos nuestro nuevo presidente, y cualquiera que sea el elegido en esta oportunidad representará un cambio, con un nuevo talante y nuevos equipos de trabajo en el manejo del poder ejecutivo del Estado. Confiamos en que los resultados serán transparentes y que contribuyan a que haya paz en nuestro país para que continúe firme por la ruta de su sólida recuperación económica y social con la que inició este año, a pesar de la indeseable inflación mundial y de las intensas campañas políticas que hemos tenido para las elecciones presidenciales y del Congreso.

Álvaro López Peralta

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