LA VIDA PUBLICA NO ES PARA LLORONES

Nos hemos acostumbrado a ver como los funcionarios públicos de elección popular se creen Dioses del Olimpo, esos mismos que son los encargados de ser nuestros representantes legales y de articular sus gestiones para que las políticas públicas establecidas en las diferentes entidades territoriales sean coherentes y para el beneficio de sus ciudadanos. Pero ellos se creen incuestionables, están tan mal rodeados y asesorados que días tras días se van comiendo el cuento que son intocables y que definitivamente no se deben a la gente. Nada más lejano de la realidad, ya que sin nosotros los ciudadanos definitivamente la democracia fuera un ejercicio fallido.

La ciudadanía debe comenzar por entender que tenemos más que el deber, la obligación civil de velar por nuestro bienestar como comunidad, y de estar atentos a que todos los procesos administrativos para vayan de la mano de lo que la gente necesita, no podemos conformarnos con gestiones que evidentemente solo enriquecen de forma ilícita a nuestros mandatarios de turno, estas prácticas que son de frente al público y que constantemente son un detrimento patrimonial de los recursos del pueblo.

Estos funcionarios rinden cuentas porque definitivamente la ley los obliga, y la verdad que estas rendiciones son bochornosas, ver como maquillan y retocan los indicadores de gestión para cumplir con las metas de unos planes de desarrollo que sencillamente son fantasiosos, es un irrespeto. Hace mucho que no vemos un plan de desarrollo que sea verdaderamente revolucionario, que apunte a que los diferentes sectores se optimicen con las fortalezas existentes y que con los pocos recursos que se le inviertan se  logre avanzar de  manera significativa en la calidad de vida de los habitantes, en su gran mayoría son planes que realmente es notorio como copiaron y pegaron del anterior periodo administrativo, y si esto fuera para que el desarrollo se diera de manera coherente y continuo, pues la satisfacción de la gente se sintiera en las calles pero lamentablemente la sensación de estancamiento es generalizada.

Necesitamos mandatarios con visión de progreso, con amor por sus coterráneos y con la firme convicción de apartar el negocio de la cosa pública, la ciudadanía carece de esperanza alguna y es muy difícil creer en un crecimiento sostenible de nuestra sociedad, si a todo le quieren ganar el triple de lo que les corresponde por ley. No quiero con esto decir que los presupuestos oficiales no se deben ejecutar, ellos están diseñados para fortalecernos, pero lastimosamente nuestros burgos maestres han carecido de coherencia para hacer lo que la gente necesita y de esta manera mejorar nuestra calidad de vida.

Y para completar esta paupérrima forma de gobernar,  es lamentable como nos hemos llenado de LLORONES, mandatarios que no se les indagar por nada porque siempre son “las víctimas”, no se les puede cuestionar por algo porque entonces se sienten “los perseguidos”, si les solicitas información de los procesos administrativos entonces “por favor déjenme trabajar”, “los pobrecitos, si él hace lo que puede”, dejemos atrás estas prácticas populistas, por estar llenos de comités de aplausos es que no se dan cuenta que realmente no estamos avanzando, es momento de despertar, y esto para todos, mandatarios, ciudadanía, movimientos cívicos, movimientos religiosos, absolutamente todos somos participe de lo que está pasando, algunos por aplaudir muy fuerte y otros por su innegable omisión a esta realidad palpable.

Me despido deseándoles un feliz año nuevo para todos, y a los intocables que por favor aterricen, que se pongan a trabajar porque el 2021 arranca igual de duro que este año nefasto que está terminando.

JOSÉ RAMIRO CELEDÓN UCROS

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