“Maternal, centenaria y bravía, luchadora en mestiza batalla, guarda en leyenda los acordeones del valle del Cacique Upar”
Hemos transcrito preliminarmente uno de los apartes del Himno de Valledupar, letra y música de Rita Fernández Padilla samaria de nacimiento y vallenata de corazón, hija adoptiva de Valledupar así declarada a petición ciudadana por el Concejo Municipal de la Capital del Cesar, este con motivos del cumpleaños de Valledupar fue ungido como oficial mediante Resolución 007 calendada 05 de enero de 1985 después de haber sido escogido como ganador del concurso convocado por el Municipio de Valledupar cuando fungía como Alcalde Municipal Miguel Meza Valera en aquellos tiempos cuando en Valledupar se vivía más sabroso que ahora pero nadie se daba cuenta.
No iniciamos nuestra crónica esta vez con la letra de una canción vallenata en virtud del magno acontecimiento que tuvo a bien regalarle El Festival Cuna de Acordeones a la más importante de las “IAS” que es la Ciudadanía, el justo homenaje en su edición de este año a la Rita Grande del Vallenato Rita Fernández Padilla y al Cardenal que voló del alambre al copito de las comunicaciones Ismael Fernández Gámez.
Tienen razón los Fernández, los Padilla y los Gámez de andar en estos días más engreídos que pata de palo con varices porque a ninguno de los homenajeados les ha quedado grande la honrosa responsabilidad de llevar sobre su mollera esos apellidos que tanto han aportado a la historia patria, a la música y los valores tutelares del caribe colombiano y de La Nación. Los Fernández han sido prolíficos en la producción de música vallenata, de viento y de caña e millo, en el canto y lo empresarial, y Padilla es el apellido del Libertador de los Mares Latinoamericanos quien subrayo con su ejemplo la superioridad de la inteligencia natural de los hombres sobre la cobardía y la fuerza bruta, ganador de todas las batallas en el mar, y solo perdió la que le toco librar solo contra la envidia los celos y la ignominia de quienes sufrían con cada una de sus conquistas amorosas y por cada batalla en la cual lograba aplastar a sus enemigos, son razones suficientes para que a nadie le sorprenda que este par de personajes caros a mis afectos y de mi familia sean los exaltados sobre las piedras de la cuna de los mejores acordeoneros de toda la región.
Importante recordar que su triunfo como autora del Himno Vallenato no fue fácil porque la responsabilidad de escoger al ganador estuvo a cargo de un jurado incorruptible y experimentado, esos insospechables fueron “La cacica” Consuelo Araujo Noquera, mi amigo el profesor Simón Martínez Urbáez y Luis Rosenzwelg, ellos acertaron porque el tiempo se ha encargado de ratificarlo, es el himno que a uno le arruga el pellejo cada día a las 12 meridiano al escuchar por Radio Guatapurí las notas de ese himno con la voz Brillante, clara y melodiosa de Iván Villazón Aponte el hijo de Crispín.
Rita no necesita carta de presentación, por ella hablan sus obras, fue alma y vida de “Las universitarias” la primera agrupación de música vallenata femenina que existió, ella tocaba el Acordeón piano y aportó varia canciones en los trabajos discográficos que grabaron, y como compositora entre tantas obras destacamos, Tierra Blanda, Sombra Perdida, Romance de San Andrés, Las dudas del amor, El Valle que llevo dentro, Mi corazón pregunta, Arbolito de durazno, Se va la tarde, Al paso del tiempo, Canto al amanecer, La flor del naranjo y ciento veinte más.
Por su parte el marido de Demis Pacheco ha construido una trayectoria en los medios de comunicación evidentemente meteórica pero levantada ladrillo a ladrillo y de ello soy testigo pues lo conocí en el año 1990 haciendo trabajos de reporteria para un incipiente Canal de Televisión Local junto con Hugo Leones en el Festival del Dulce de Leche de Monguí con el maletín colgado y vericuetos audiovisuales en la mano, tirándole canilla a mi pueblo, su caso es admirable y prueba que cuando se persevera para alcanzar grandes objetivos por medios nobles uno nunca tendrá un desenlace fatal y si tiene detrás una mujer que le gerencia las ilusiones ineludiblemente la fatiga y el sudor tendrán su recompensa en un buen chinchorro más tarde rascándose sabroso la barriga.
Ismael es de esos hijos de Villanueva que contrario a lo que sucede en otros alares el si es profeta en su tierra, cosa que no es usual en estos tiempos cuando el éxito que uno alcanza en cualquier actividad es como un globo inflado con helio que vuela entre miles de alfileres de la envidia, lo que el ha logrado en la Radio no tiene antecedente en La Guajira, se metió en lo que parecía una “Vaca loca” y termino sirviendo de ejemplo a muchos otros comunicadores cuando se inventó el tema del pájaro Radial se decía en algunos sectores que la apuesta por las emisoras especializadas en Vallenatos era un error, que estaba loco, pero ya nos dimos cuenta que para hacerse los locos también hay que tener juicio porque la vaina funcionó, recuerdo que muchos le apostaban al fracaso, todo el que dudó ahora se tienen que quitar la cachucha ante este señor, se ha producido un fenómeno de transcompetición inversa a lo cual me réferi alguna vez porque en lugar de copiar el nuevo proyecto de las cadenas radiales grandes, son aquellas las que se han visto obligadas a modificar su programación, incluyendo más vallenatos para no perder a su audiencia, lo del Valle es un botón para mostrar, reiteramos lo que también manifestamos hacen algunos años que ese invento que nació en el desierto de La Guajira dejo de ser un sueño, ese pájaro emblemático de nuestra tierra, y tan importante en la simbología de nuestros hermanos Wayuu está volando pero ya en las altas ligas de la mano de su hermanito menor El Diario del Norte que puso a pensar al país.
¡El Homenaje a Ismael y Rita me regocija porque se hace justicia, ya nos habíamos acostumbrado a los homenajes por conveniencia, últimamente en toda La Guajira se le está haciendo reconocimientos a la gente que sirve, a quienes han dado buenos ejemplos eso significa que dentro de dos años va a ser más importante la inteligencia que la plata!
Luis Eduardo Acosta Medina