SANTOS E INTACHABLES DELANTE DE LOS OJOS DE DIOS

1 Timoteo Capitulo 5

“Recuerda que los pecados de algunos individuos son evidentes, y los llevan a un juicio inevitable; pero los pecados de otros se revelarán después. De la misma manera, las buenas acciones de algunos son evidentes. Y las buenas acciones que se hacen en secreto algún día saldrán a la luz.” 1 Timoteo 5:24-25 NTV.

Dios siempre sabe la verdad. Algunos tenemos apariencia de piedad otros parecemos malos por nuestras acciones, pero solo Dios conoce los corazones, no hay nada oculto para El. Tanto, lo bueno que hacemos, como lo malo que escondemos, es evidente a los ojos de Dios. La palabra dice que no hay nada oculto entre cielo y tierra  y la verdad siempre sale a la luz. (Marcos 4:22).

Es probable que los demás nunca se den cuenta de lo que hemos hecho en la vida, pero a Dios no podemos engañarlo, delante de Él estamos desnudos “Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.” Hebreos 4:13

En cuanto a esto es preciso, tener en cuenta que  todos en alguna medida tenemos aéreas en nuestra vida con las que Dios está tratando; aún así, seguimos pensando que somos buenos y que los demás son los del problema, pero la realidad es que bueno no hay ni uno solo sobre la tierra (Romanos 3:13); y si, es posible que engañemos a los demás, porque siempre nos esforzamos por mostrar nuestra mejor cara.

Sin embargo, frente a todo esto El apóstol Pablo conmina a Timoteo a no juzgar las cosas de manera parcial, sino a comprender que todos de alguna manera tenemos algo que exhibir delante de Dios. Por eso es preciso reconocer que:

  • Nuestro corazón siempre tenderá a esconderse de Dios como si realmente fuese posible.  Como lo hizo Adán en el huerto del Edén, cuando fallamos o cuando sentimos que Dios nos ha abandonado, pensamos que podemos alejarnos de El y comenzamos a dar pasos sin sentido, a tomar decisiones equivocas que nos pueden llevar al fracaso y a la muerte.
  • Dios es nuestra esperanza. Desde siempre Dios ha cubierto nuestra vergüenza, lo hizo en el Edén donde cubrió con pieles a Adán y a Eva, y haciendo el primer sacrificio por el hombre; posteriormente hizo un sacrificio mayor por la humanidad, una solución que limpiaría la iniquidad del hombre eternamente.
  • Ahora en Cristo, nuestra vergüenza también ha sido cubierta y  cuando reconocemos nuestras faltas y lo miramos a Él, cuando reconocemos que solamente Él puede perdonarnos, limpiar nuestro pecado y librarnos de nuestra maldad,  nuestra comunión con Dios es restaurada.
  • Jesús es el único que puede juzgarnos, pero elige acogernos y enseñarnos. Por eso debemos seguir sus pasos y transmitir también el amor entre los que, como nosotros, están cubiertos de errores y pecados.

La palabra dice que Jesús vendrá por segunda vez por una iglesia pura, sin mancha y sin arruga, lo cierto es, que todos los días le fallamos a Dios; y el llamado hoy es a no ignorar eso que sabemos que nos está separando de Dios, porque si no lo entregamos a EL tarde o temprano nuestra vergüenza será expuesta públicamente. No podemos consentir el pecado ni creer que por que los demás no lo ven, podemos mantenerlo oculto. Tampoco podemos ponerle niveles a los pecados para tratar de minimizar nuestras faltas y maximizar las de los demás, ante Dios el pecado sigue siendo pecado.

Dice la palabra en 1 Juan 1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.

Tampoco se trata de sentarnos a juzgarnos ni a juzgar a los demás, se trata de reconocer que el mundo que nos rodea siempre nos atraerá y nos presentará situaciones para hacernos caer, desde chicos vemos la maldad asechándonos, vemos gente como trata de sonsacarnos para que caigamos también en los que ellos han caído y mantenernos sin mancha  se vuelve una tarea difícil.

Finalmente, debemos procurar por mantenernos limpios delante de Dios todos los días, porque él nos amó y nos eligió para ello como dice Efesios 1:4 Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. Entonces, más allá de pensar en cómo nos perciben los demás, preocupémonos primero por cómo nos ve Dios, era lo que Jesús hacía. Nunca le importó lo que pensaran los fariseos de Él, solo le preocupaba agradar a su padre.

Vicky Pinedo 

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