EL VALLENATO ENTRE LAS SUBLIMES LETRAS Y LA MISOGINIA VERBAL

“Rafael tiene la razón cuando habla de estacionado porque ahorita este folclor lo tienen civilizado”

Iniciamos nuestra publicación recordando el aparte correspondiente de la canción titulada “Festival vallenato” de la autoría de Geño Mendoza Pitre cuando levanto la voz en el nombre del pueblo Fonsequero por lo que consideraron fraudulento el fallo del jurado que declaro ganador a Alberto Pacheco Balmaceda en el Festival Vallenato de 1971 y decían que El Pollo Vallenato Luis Enrique Martínez había caído en las garras del jurado, esto a propósito de algunas cosas que la modernidad está propiciando en la música más importante de Colombia.

Hacemos parte de un gran sector de investigadores, defensores y a veces críticos de la música vallenata que venimos manifestando nuestra inquietud por algunas cosas que están sucediendo y deben alarmarnos a todos porque como decía mi abuelo lo bueno es para el dueño y lo malo se reparte.

Preliminarmente llamaremos la atención de los nuevos intérpretes que se han conformado con muy poquito, ellos creen que “están triunfando” en la música porque están tocando cinco seis y hasta diez bailes por semana, pero óigalo bien en el mismo pedacito, en Riohacha, Maicao, Valledupar, Santa Marta o Barranquilla pero resulta que en el interior del país vamos camino a la desaparición, prueba de lo que estoy diciendo es el reciente cambio total de programación de la que creo era la única emisora que había en Bogotá especializada en Vallenatos, le va a tocar a Ismael llevarse el pájaro copetón para allá porque en este momento estamos como mantequilla en cuchillo caliente por allá, siendo el vallenato la mantequilla.

Consideramos que la falta de promoción de las canciones que tienen letras hermosas ha sido el punto de partida de arriba para abajo en este tema, se ha venido dando prevalencia a los canticos con discursitos evidentemente misóginos que de pronto por aquí hasta hay mujeres lo brincotean y corean, pero en las más grandes ciudades del país esa vaina no es de buen recibo, hemos pasado de las obras musicales sublimes al desastre dejándole abierto el escenario a la denominada música popular.

Es hora de reflexionar en lugar de estar desenterrando historias de aposentos, malquerencias y querendajos furtivos, el tiempo nos está tomando ventaja, y seguramente algunos me responderán con el argumento de siempre que “es que los pelaos se la están vacilando”, pero ese vacile o como le llaman no pueden acabar con lo que con las uñas hicieron quienes por aquí estuvieron, se fueron con su música al cielo y no volverán.

He dicho que es inocultable que la Música vallenata está pasando un buen momento económico, eso es indiscutible, pero es un hecho inocultable que esa melodiosa bonanza tiene su fuente en un consumidor de la industria del espectáculo muy reducido territorialmente, más allá de nuestros alares salvo muy honrosas excepciones nos están borrando del mapa mientras seguimos engolosinados con lo poquito y perdiendo tiempo entre los chismes, los insultos, la sacadera de garrotes y derrochando vanidades y arrogancias que los dibuja como javaos de los talones a la mollera.

Pensamos que en lugar de estarme mandando chufletas unos con otros, y compitiendo quien tiene el micrófono más costoso o la más fea y cara de las Tayotas esta muchachera que andan tocando por allí deberían seguir el ejemplo de humildad y  de hermandad de los campanos que nos quedan, ellos ya han dosificado sus esfuerzos sin bajar su calidad, construyeron un buen porvenir sin hacerse daño entre ellos y ahora ejercen a plenitud el derecho de disfrutar con tranquilidad su oficio y de su gente, y todos son amigos, ese es el camino porque si frente a tantas amenazas no están unidos los van a seguir ahorcando por separado.

El aire musical emblemático de La Nación es hoy un globo inflado con helio que vuela entre múltiples alfileres, encandilados con la espejista pantalla vitrinera y escuchando las consejas de los aduladores que no trabajan para ellos sino que los trabajan a ellos no llegaran muy lejos porque este asunto está en ebullición, hay que recuperar el terreno perdido, no hay que pensar que la nutrida concurrencia de asistentes a los conciertos de Silvestre es el termómetro para decir que el peligro ya pasó, entre otras cosas la gente asistió masivamente para ver el espectáculo, atractivo, acercarse al ídolo de miles de fanáticos, para gozarse el momento pero no porque el reciente trabajo con Juancho haya colmado las expectativas que todos teníamos, es que la gente sigue buscando a donde está el eventual Diomedes del presente siglo y no lo encuentran.

Se requieren muchos más conciertos en las ciudades del interior del país, tender puentes con las pequeñas emisoras de ciudades intermedias y con las más grandes cadenas de Radio porque definitivamente las plataformas no la han podido marchitar, así como urge  una reorientación de las estrategias comerciales, y dejar escuchar los trabajos discográficos completos y que sea el publico el que decida cuales o cual va a ser el éxito, y no llegar como suele suceder con las cartas marcadas para que le metan a la gente hasta en la sopa un solo disco irrespetando las obras musicales que muchos compositores les han entregado para ser visibilizadas y apreciadas por el público pero que nadie las conoce porque no hacen parte del exótico “Plan de medios” que se han inventado.

¡Señores abran el ojo porque el que esta encandilado por la arrogancia y el oído ocupado escuchando saca micas no está en capacidad de ver el hueco!!!

Luis Eduardo Acosta Medina

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