RIOHACHA GROWS IN YOU

En el marco del Foro de Migración en Riohacha tuve la oportunidad de conversar con una asistente que viajó desde New York. Su primera experiencia fuera del foro fue en Camarones, con un avistamiento de aves. Quedó maravillada con los flamencos. Con el paso de los días en la ciudad, poco antes de su partida, compartió con el resto de la delegación una frase que me pareció poderosa: “Riohacha is a city that grows in you”.

Esa expresión, que significa que la ciudad poco a poco se mete en el corazón, refleja con exactitud la esencia de Riohacha. Nuestra capital no pretende competir con la pompa de Cartagena ni con la fuerza emergente de Barranquilla; su valor está en ser una ciudad resiliente, con un espíritu único y una magia auténtica que sorprende a quienes nos visitan.

Me correspondió acompañar a un grupo de la delegación empresarial internacional, con visitantes de México, Aruba, Estados Unidos, Qatar, Suiza, Taiwán, Brasil y otros países. Nuestra primera parada fue en La Jaus, el restaurante del chef Roberto Bermúdez. Allí quedaron descrestados con un menú que marcó el inicio de lo que podría llamarse la conquista culinaria de Riohacha: hummus de frijol guajirito kapeshuna con chivo, carimañolas de salpicón ahumado y otras creaciones que, desde el primer bocado, mostraron parte de la esencia más fina de esta tierra.

Desde ahí, Riohacha los fue cautivando. En las conversaciones valoraron la calidez de su gente, la autenticidad de la ciudad, su mezcla única de mar, río y atardeceres, y la manera en que, incluso con sus carencias, logra enamorar. Muchos coincidieron en que Riohacha tiene un encanto distinto, más íntimo y real, que no se encuentra en otras capitales del Caribe o incluso del mundo.

Lo más simbólico es que este foro se realizó en el mes de los 480 años de Riohacha. No es una coincidencia menor: mientras celebramos nuestra historia, también debemos atrevernos a proyectar nuestro futuro. Estos 480 años no pueden ser solo memoria; deben ser el punto de partida de la ruta hacia los 500 años, con una ciudad que haya dejado de hablar solo de potencial para empezar a mostrar resultados concretos. Esa ruta no se construye con discursos aislados, sino con hechos, decisiones colectivas y compromiso ciudadano.

Para lograrlo, Riohacha necesita una reingeniería profunda. En su gente, en sus líderes, en su cultura ciudadana, en sus servicios públicos y en su sentido de pertenencia. La ciudad está rezagada frente a otras capitales del Caribe y para cerrar esa brecha debemos cambiar el enfoque.

Ya basta de vivir bajo el lente exclusivo de lo humanitario y la crisis. Es momento de hablar de productividad, inversión y competitividad. Ello implica resolver lo esencial: cerrar definitivamente el capítulo del agua y el saneamiento básico, organizar las finanzas públicas, generar recursos propios, recuperar el espacio público, mejorar la movilidad y garantizar el respeto a las normas y la autoridad. Son asuntos que no dependen solo de grandes presupuestos, sino de gestión, disciplina institucional y corresponsabilidad ciudadana.

Al mismo tiempo, Riohacha necesita más sector privado fuerte y emprendedores locales que se arriesguen a generar empleo formal, a innovar y a diversificar la economía. Pero para que eso ocurra, el sector público debe garantizar condiciones habilitantes claras: infraestructura de servicios básicos, seguridad jurídica, planificación territorial y reglas de juego estables que convoquen inversión nacional e internacional.

En este camino, es de resaltar los diálogos de ciudad que han venido dándose, como ejercicio de la Alianza por La Guajira, que no es más que un esfuerzo ciudadano y gremial por proyectar la ciudad que soñamos. Son estos espacios los que deben alimentar la ruta hacia los 500 años: un proceso serio, colectivo y ambicioso para convertir nuestro potencial en realidades tangibles.

“Riohacha grows in you” no es solo una frase bonita que nos regaló una visitante extranjera. Es un recordatorio de que Riohacha crece en quienes la viven, en quienes la defienden y en quienes la sueñan.

Hoy es momento de felicitar a nuestra ciudad por sus 480 años. De aplaudir lo que hemos logrado, con sus luces y sombras, y de comprometernos con lo que aún falta. Riohacha no es solo de los gobernantes, ni de los gremios, ni de unos pocos: Riohacha es de todos. Menos exigencias y más deberes; menos esperar que todo venga de afuera y más responsabilidad en lo que cada uno aporta desde su esquina.

Que estos 480 años nos encuentren orgullosos y que los próximos 20 nos preparen para mostrarle al mundo, en los 500 años, una ciudad que convirtió su potencial en realidades, que se consolidó como la capital de oportunidades de La Guajira y que seguirá cautivando corazones.

 

Luis Guillermo Baquero

DESCARGAR COLUMNA

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *