¡EL DÓLAR AL ALZA!

Primero fue la inflación galopante, la que sobrevino en la cresta de la ola de la reactivación de la economía global, a consecuencia de la debilidad de la oferta frente a la mayor demanda y a la interrupción de las cadenas de suministros, en momentos en los que no se terminaba de reponer y recuperar de la crisis pandémica de 2020. A ello contribuyeron la escalada alcista de los precios de los commodities, especialmente de los energéticos. La invasión a Ucrania por parte de Rusia le sirvió de catalizador. La inflación en los EEUU en mayo alcanzó el 8.6% y en la Unión Europea el 8%, las más altas en más de 40 años. Entre tanto en Colombia el aumento anualizado del Índice de precios al consumidor (IPC) al cierre del mes de junio de este año fue de 9.7%, el más alto en 20 años, con el agravante de que para los estratos más bajos de la población dicho índice fue de 11.14%, casi dos puntos porcentuales más alto (¡!).

En el afán de frenar la inflación los bancos centrales dieron un viraje, pasando de una política monetaria expansiva a otra contraccionista, utilizando para ello el incremento de las tasas de interés de intervención. Todos ellos se han visto compelidos a emplearse a fondo, actuando con la rapidez del rayo y con gran contundencia. La Reserva federal (FED) de los EEUU marcó la pauta con sucesivos aumentos de sus tasas, siendo el del mes de junio el más agresivo, de 75 puntos básicos, el mayor en 28 años, hasta alcanzar el 8.6%, la más alta tasa en 41 años. Por su parte el Banco de la República elevó su tasa de interés de intervención desde el 4% en enero de este año hasta el 7.5% en junio, después que, por unanimidad la Junta del Emisor, con el propósito de “reanclar” las expectativas de inflación, decidió incrementarla en 150 puntos básicos (¡!).

Las medidas tomadas por la banca central aquí, allá y acullá le pusieron el freno de mano a la economía ralentizando su crecimiento, empujándola hacia una recesión y la expectativa de un menor crecimiento de la economía ha terminado por destorcer los precios de los commodities debido a que se espera una menor demanda por los mismos. De hecho, el petróleo que había alcanzado precios superiores a los US $120 el barril, en estos momentos fluctúan alrededor de los US $100, que sigue siendo alto pero su tendencia es hacia la baja.

Cuando apenas se empezaban a ver los primeros retoños de la reactivación, cada vez es más inminente un estancamiento de la economía con inflación (estanflación), que sería el peor escenario al que nos veríamos abocados a nivel global. Como es bien sabido la economía de los EEUU se contrajo – 1.6 % en el primer trimestre de 2022, después de un robusto crecimiento de 6.9% en el último trimestre del año anterior. Ahora es la Reserva federal de Atlanta la que mediante su indicador GDPNow, que pronostica el comportamiento del PIB estadounidense en tiempo real, el que prevé una nueva contracción en el segundo trimestre de -2.1%. De darse esta proyección se cumpliría con la definición técnica de recesión, al crecer la economía dos trimestres consecutivos en terreno negativo. Por lo demás, la multinacional financiera estadounidense Morgan Stanley le augura una recesión a la Zona Euro a finales del 2022, al tiempo que el Gobierno chino se ha fijado un objetivo de crecimiento para este año “en torno al 5.5%”, el más bajo en tres décadas.

Las altas tasas de interés decretadas por la FED, que se trasladan al rendimiento que ofrecen los bonos del Tesoro, torna estos mucho más atractivos para los fondos de inversión, cuyos capitales como las golondrinas alzan vuelo desde los países emergentes hacia los Estados Unidos atraídos por la diferencia de tasas. A ello se viene a añadir que, ante la inminencia de una recesión en ciernes, debido a su nerviosismo dichos capitales buscan refugiarse en la divisa americana, que es considerada moneda – reserva. Ambos factores han influido en la apreciación del dólar frente a las demás monedas del resto mundo. Es de destacar que por primera vez desde que el Euro se estrenó como moneda de curso forzoso en la Unión Europea el dólar llegó a superar la cotización del Euro.

Adicionalmente, la cotización del dólar y el precio del petróleo que por décadas habían mantenido una correlación inversa, de tal suerte que si subía la cotización del uno bajaba la del otro, se divorciaron, pero nuevamente se ha vuelto a dar, así que con la reciente caída del precio del crudo concomitantemente se ha dado también la apreciación del dólar, especialmente en los países exportadores como Colombia que ven menguados sus ingresos de divisas por este concepto. Huelga decir que todos los commodities ven afectados sus precios habida cuenta que todos ellos están denominados en dólares.

El peso colombiano pasó de ser una de las monedas más fuertes del mundo hasta el mes de mayo de este año, aupada por la espiral alcista de los precios del petróleo y el carbón, que llegó a cotizarse por encima de los US $300 la tonelada, al fin y al cabo lo que por agua viene por agua se va, a ser en este momento la más devaluada después del rublo ruso. La tasa de cambio llegó a superar los $4.600, el máximo histórico, acumulando una devaluación superior al 15%, atizando aún más la inflación interna. No obstante, como después de la tempestad viene la calma, después de 15 días al alza, esta semana se revirtió dicha tendencia y es imprevisible su curso hacia el futuro.

 

Amylkar D. Acosta M

[1] Miembro de Número de la ACCE

http://www.amylkaracosta.net 

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