FRANCO ARGÜELLES: EL APRENDIZ, EL MAESTRO Y EL LUCHADOR

Nada es coincidencia menos cuando Dios conecta a las personas, algunas de ellas se convierten en hermanos de vida y ese fue el caso mío con Franco Argüelles; ese gran ser humano con talente de Coronel que tiene en su palmarés de galardones el premio de ser uno de los mejores acordeonistas de la historia reciente del vallenato pero además un excelente padre, hermano, hijo, amigo y defensor acérrimo de su oficio.

Verlo animado en este nuevo proyecto con Diomedes de Jesús hace que mi corazón rebose de alegría a causa de la expectativa que tengo de ver el regreso triunfal de El Coronel a la batalla; siento con certeza que nos deleitaremos con sus notas cargadas de velocidad, digitación y pulsación en el acordeón,  además de la virtuosidad de sus melodías y cadencia  en sus composiciones que regresaran a inundar los rincones del mundo por donde pase este gladiador. El reto asumido con este joven cantante ratifica el valor de su humildad, sencillez y deseo de engrandecer el folclor; por eso no me detengo a aclarar temas de egos que malintencionadamente le han atribuido; quienes lo conocemos sabemos sobre su único interés en luchar por el reconocimiento y notoriedad del acordeonero[1] , darle su real valor dejando de ser un convidado de piedra en la agrupación, otorgándole como en otrora la primera plana al lado del cantante.

Hablar de Francisco José “Franco” Arguelles, de Yeyo Núñez o Kike Araujo para mi es hablar casi de mi propia historia en el folclor, pues han sido tantas las batallas juntos que me ha inspirado hacer una serie documentales televisivos con varios capítulos, este proyecto está en etapa de pre producción, lo cual trataré en otro momento. Hay tantos momentos especiales vividos con el heredero del juglar Víctor Arguelles y Belia que merecen ser reconocidos en estas cortas líneas, porque al cesar lo que es del cesar, por lo que me siento obligado a reconocerle a este grande su importancia en el folclor. Ese honor se le debe  gracias no solo a su participación con los históricos y más reconocidos cantantes vallenatos o su faceta de compositor y productor, sino también porque ha creado un estilo propio en el acordeón, indudablemente tomó bases de “El Fuete” Juancho Rois así como de otros músicos, tal como se estila en estos oficios; su maestría está en haberle impregnado su originalidad la cual viene legada en línea sanguínea por herencia paterna, aunado a sus vivencias en el campo con los cantos de vaquería, sus dotes naturales y el entrañable amor por el mundo, porque para sentimental y llorón mi compadre.

Hay que mencionar, además para quienes no saben su historia en la música, esta inició como cantante y compositor con el acompañamiento de su padre en el acordeón, pero que se perdió locamente en el amor de ese instrumento por eso todos los días la caricia, la toca y con férrea disciplina le saca las notas más hermosas; esas competencias de cantante y compositor las aporta adicionalmente en su agrupación por lo que tiene la idoneidad para dar recomendaciones a las voces y a seleccionar canciones, Franco es integral en estas lides.

Evoco con felicidad el recuerdo de ese día en el que lo escuché por primera vez interpretar el acordeón en el patio de Aida Carrillo, la mamá de Álvaro Alcides Álvarez – el famoso AAA, donde compartíamos parranda con Yeyo Nuñez y otros amigos; ese día mostrábamos a uno de los grupos musicales de moda de aquella época el reportorio de cada uno para que escogieran las canciones a grabar; ese día ese muchacho con su arma de dotación en el pecho enamoró a los presentes por su calidad interpretativa y de improvisación, sorprendió por su pulsación y digitación que no son comunes, esas características facultaron su matricula en la “patota” invitándolo a hacer esfuerzos conjuntos para salir adelante como hoy gloriosamente podemos señalarlo; desde ese momento se puede considerar el crecimiento sin fronteras de todos como aportantes al folclor.

Mi amistad con Franco trascendió el mundo vallenato, mis arreglos para las canciones o sus pases de acordeón eran consultados recíprocamente; viajábamos juntos a cuanta parranda o festival nos invitaban, esa cercanía llevó a consagrarme como uno de sus padrinos en las uniones con Otto Serge e Iván Villazón; por cierto, con este último hizo su mejor agrupación hasta el momento, pues por todos es reconocida la  química entre su acordeón y la voz tenor del maestro; de la misma manera, he estado acompañándolo con un poco más de distancia en sus épocas con Peter Manjarrés, Orlando Liñan, y su inolvidable experiencia con Diomedes Díaz, Jorge Oñate y Beto Zabaleta. Nuevamente con las botas puestas respaldo irrestrictamente su naciente proyecto porque confío en sus capacidades y en su un ojo clínico para descubrir talentos, además que conociéndolo lo hace bien o no se somete a esa prueba.

Hasta la presente muchos desconocen en el Coronel una de sus mayores virtudes, la resiliencia; esa inagotable capacidad para levantarse de los momentos difíciles demostrado con lujo de detalles, aunado a su carácter y a su aguerrida determinación por salir adelante, garantizando para él, su esposa, sus hijas y sus familiares la estabilidad necesaria para crear un imperio de amor, música y ganado en respuesta a su sacrificio, conducta  y devoción, todo eso junto lo hace merecedor de esa recompensa.

Franco es un personaje único, es esa persona que procura brindarte siempre un consejo de vida para que veas el futuro con esperanzas; ese amigo que con alguna travesura u ocurrencia se esfuerza por sacarte una sonrisa. Su alma es tan noble que es fácil darse cuenta que aún conserva ese niño campesino que se embonaba de boñiga en las sabanas de Sitionuevo y Pondorito, pero que gracias a eso tiene la firmeza, el carácter y la destreza para pararse ante el más exigente auditorio cuando de vallenatos se trata; es un gran hombre, como todos, con errores pero que tiene la grandeza para disculparse, corregir y empezar de cero las veces que se necesite.

Sin más tengo que reconocer al aprendiz, al maestro y al luchador que con sus notas sentidas ha enamorado al mundo, que con sus composiciones ha alegrado los corazones de quien las escucha y que con su amor ha formado una familia ejemplar; eso me da la convicción que este reto que hoy asume al lado de Diomedes de Jesús con paciencia y disciplina será un valioso aporte para mantener a flote la Dinastía de los Díaz y para escribir en letras mayúsculas su nombre en la historia del folclor.

José Manuel “Chema” Moscote

[1] Leer Columna: Acordeonero o Acordeonista de Julio Oñate Martinez. https://elpilon.com.co/acordeonero-o-acordeonista/ Fragmento: El diccionario de la Real Academia Española, define cono acordeonista al músico que toca el acordeón, ignorando por completo el término acordeonero, que en nuestro medio tiene igual significado. Según el Licenciado en lenguas hispanas Ariel Catillo Mier, todo el tiempo las tradiciones lingüísticas han sido semillero de nueva terminología. Esta afirmación es evidente en el Caribe colombiano, donde han surgido términos de origen nativo como canoa y vaina hoy conocidos en el mundo entero a través del democrático diccionario de la real academia.
La palabra acordeonero tiene en nuestro suelo una tradición de más de un siglo para designar al ejecutante del acordeón.

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