– Rita, eres una mujer muy adulta, (No sabe cuántos años tiene, no los cuenta) con rostro de niña y de niña pícara y te veo vivir con la sencillez que viven los niños, eliminando las cargas, disfrutando el momento, sonriendo todo el tiempo, no has dejado se ser una niña…
– No. ¡Ni quiero!! Dice. Nos reímos y le señalo la cara de niña traviesa que puso al expresarlo. Conversábamos, cuando caminábamos hacia de La Iglesia, preciosa de La Peña. Fuimos a visitar la iglesia antes que terminara la misa del sábado por la tarde, por solicitud de María Clara la hermana menor de Rita, una mujer de temperamento recio y noble a la vez, de un espíritu maternal a flor de piel, cuida de Rita cómo ella fuera la mayor. Mary tiene por costumbre visitar la iglesia de los pueblos donde va y pedir tres deseos; nos acompañaba también Martha Sánchez una mujer suave, sencilla, amable, dulce, que cuando me enteré que era una abogada prestante, defensora de familia en Valledupar, la amé más, de verle su sutileza y humildad. En ella hay grandeza.
De Hamaca Grande (Mi casa) a la iglesia que hay unos cuantos pasos, pero nos encontramos con Luis Mendoza Sierra, que también llegó esa tarde de casualidad, y casi enloquece de la felicidad cuando vió a Rita Fernández Padilla en La Peña
– Ve y esto que ve?? ¡Uy por Dios! ¡Se va a caer este piazo e’ pueblo!! Rita, tu aquí mi amor!! ¡Uy no que alegría tan inmensa!! ¡Qué honor!! ¡Qué Privilegio!! ¿Ve y esto cómo es?? decía Lucho, mientras la abrazaba, la besaba y avanzábamos hacia “La Catedral Rural” como le dice Vicky, mi hermana, a la capilla del poblado amado.
La tarde estaba en su punto máximo de belleza, no había cielo azul vibrante, La Sierra no estaba fulgurante de colores, más bien un cielo encapota’o, de una variedad de grises, desde el gris humo de leña de Brasil, hagas el más profundo, gris humo de plástico o llanta, Sobre los cerros, inmensos nubarrones que amenazaban con desgajarse en agua bendita del cielo. ¡El verdor de las sabanas, los árboles y los cerros que enmarcan mi pueblo, la humedad de las minúsculas gotitas de rocío que le daban un toque de invierno en la campiña inglesa a La Peña, la hizo suspirar de amor!!
– Quizás La Peña me inspire una canción. Tanta belleza, este ambiente encantador y la generosidad de ustedes al expresar su cariño, me inspira. Este es un momento de esos que no se repiten, único, hay que disfrutarlo, sin proponérnoslo, todo se juntó y me siento tan privilegiada de estar aquí y ahora en este hermoso paisaje, con esta gente especial, de sentimientos puros y expresión franca y sencilla. Ustedes son tan amorosos. ¿No es todo esto la máxima expresión de la bondad de Dios? Decía con esa expresión de niña en asombro que le vi, desde que llegamos al mágico encuentro, con el pueblo de mis alegrías, y las de Adrián Pablo; que se nos unió en La Noche, con Juan Muñoz, Richard y Las Melisas, dos maravillosas mujeres profesionales de la producción audiovisual. Todos ellos, el equipo técnico de una realización documental, de dos vidas maravillosas: Rita y Adrián, que para mí fortuna, me invitó a estar con él, en la grabación de lo que La Peña representa, en su historia.
Abro paréntesis
-Adrián vamos a hablar de Rita. Le dije, hace más de un mes, mientras escribía la Crónica sobre Rita Fernández Padilla, para conocer percepciones personales y detalles de su amistad.
– Mejor vamos a hablar con ella… en La Peña. Me respondió. Invitemos a Rita a La Peña, para que esté en ese escenario con nosotros y habláramos de ella, con ella.
No lo pensé, fue un sí inmediato, la crónica quedaría aplazada para después del 1 de octubre, fecha en que nos reunimos con la pasión, la vida, la felicidad, los motivos; con la tarde de lluvia, la noche de estrellas, que peleaban con las nubes para asomarse a iluminar la bohemia, con la madrugada despejada de Un Cielo Colmado De Estrellas , no de noche veranera, sino en mañanita de invierno, que dispuso nuestro alcahueta solo para complacer nuestras almas, amantes de los gajos de luceros, de esos que remplazan el nido de la Mirla por la media noche.
Cuadramos todo con el invaluable apoyo que hacen mis hermanas, Vicky y Ocha, y mi esposo Nelson José, a mis trabajos de investigación, que no son más que encuentros maravillosos con seres que pertenecen a otra dimensión, en la que el sentir se vuelve canción.
Hablamos tanto desde la una y media que me encontré con Rita en Sanjuán y desde las siete de la noche que se nos unió Adrián y Leonardo Fabio, Primo de Rita y el médico en La Peña, que no se, qué de tanto, contarles.
Cierro paréntesis
Sigo mi relato… Mientras fui por Vicky que despedía al Padre Richard, Rita oraba de rodillas en una de las sillas de La iglesia, verla fue una aparición angelical, más cuando amplía esa sonrisa de niña que le da ese toque ingenuo e inocente.
– Vicky, Rita dice que su niña de la infancia, no se ha ido, ni quiere que se vaya… le dije después que abrazó a Rita y le confesó su aprecio y admiración.
– Si la ternura de los años infantiles me acompaña, me encanta que se pose en mi espíritu y en mi alma, eso me encanta, además que lo regalo, lo transmito, lo predico, lo pregono, porque el mundo está falto de afecto, falto de ternura, falto de amor. La confusión que tiene la gente con el significado del amor, creen que amor es sexo, es materia… y amor es grandeza, es elevar el alma, es elevar los sentimientos, es entregar lo mejor de ti; es la esencia, es la naturaleza. Yo digo que es el rayo de luz que de ti brota, que surge de tu alma. Decía con gran fuerza de expresión en todo su cuerpo como si nos quisiera impregnar de esa verdad, sin saber que ya también era la nuestra.
Llegamos de regreso a Hamaca Grandes, mi sobrino Juan Pablo José, el artista de la familia le había enviado por WhatsApp un homenaje a Rita, a través de Vicky su madre, un arreglo en piano basado en Sombras perdidas, escuchamos sus palabras y su interpretación del piano y Rita, María Clara y Martha estaban extasiadas, igual que nosotros (Ya se había unido mi papá Juancho del alma, que me lo traje de San Juan y mi cuñado Jeuslado, al club de los que queríamos escuchar a Rita).
Empezamos a hablar de la reciente producción de Rita que había salido solo unos 5 días atrás, la buscamos y la pusimos a sonar en Hamaca Grandes. Rita se emocionó y todos nos contagiamos cuando empezó a cantar. A mi me ocurrió algo muy extraño, pero hermoso a la vez, no sé cómo se puede llamar ese fenómeno y si alguien sabe agradezco que me diga. Paso que empezó a sonar la canción El Valle Que Llevo Dentro, https://getsnap.link/c9MjRSMWrMm?share_arg3=com.whatsapp
Y apenas empieza Rita a cantar la frase “Hacia dónde va la vida, va hacia donde sopla el viento. Va perdiendo los caminos, cambiaron los sentimientos …” Yo entre a cantar con ella sin haber escuchado nunca esa canción, y así seguí cantando cada frase como si alguien me la fuera dictando, asombrada de lo que estaba viviendo cantaba y tocaba las palma con Rita…
“Cambio el color de la esperanza, por el temor de las traiciones, rayo de luz en la distancia se interrumpió por ambiciones…
Siempre en el Vallenato se Expresa puro el sentimiento, ese que calma las heridas, mata el dolor y el sufrimiento…
Atardecer de mi provincia inspiración del alma mía está pasión que me acaricia, un acordeón con su alegría…”
Al terminar le confesé a Rita lo que me había pasado y sorprendida, me recordó una anécdota que me había contado en la entrevista inicial. Un amigo de Rita, que le gusta investigar mucho le decía, que las melodías ya existen en la atmósfera, pero ahí es donde está lo grande, lo mágico, que el buen compositor está conectado con esa atmósfera. A mí eso me queda como en el aire me dijo y haciendo broma con la anécdota y mi suceso, reía a carcajadas diciendo, que quizás pasaba lo mismo con las letras y que yo me había conversado con la atmósfera, que esto era una genialidad causada por la sensibilidad del momento. A lo mejor ya te estás volviendo compositora. Decía.
Nos reímos hablábamos y. escuchamos su trabajo hermoso y en cada canción pasó lo mismo. Aún estoy atónita. (Les invito a escucharlo, está en todas las Plataformas digitales. Aquí Rita demuestra que está vigente y actual, más sabía que hace unos tantos años atrás). Luego escuchamos El Son del Tren, interpretado por Frío y sus Tesos, con coros de Joe Arroyo.
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Aunque si lo había escuchado antes, no me lo sabia, y que creen lo canté completico con Rita. Que momento tan divino, entendí que hay miembros tan de Dios, que El hace maravillas en medio de nosotros. Como diría mi sobrina Danna: “Que Momento!!”
La noche se había tragado la luz del sol y le dije a Rita “El Sol Se Murió Con La Tarde” evocando su frase de Sombras Perdidas.
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Hablando de sombras perdidas, que es mi favorita de Rita, llegó Adrián Pablo y se armó el desorden. Todos nos alegramos de verlo, nos dimos los abrazos que nos debíamos, y se completó la cofradía. Ya había llegado Leo, con Moisés Felizolla, entrañables de Adrián que venían a hacer parte del documental. Leo nos había contado el árbol genealógico de su tronco familiar para mostrarnos, su familiaridad con Rita Fernández, (son Primos) porque “El papá de Rita Fernández, Es hermano del viejo Luisito Fernández, mi Bisabuelo”. Dijo Leo.
Mientras patacones, bollos de mazorca, queso, picaditos iban y venían la conversación empezó a girar en torno de los personajes, sobre todo porque cada uno se acariciaba con palabras… escuché a Adrián decir…
-Rita es un bálsamo, Rita es una caricia que la música le puso a la música Vallenata. Faltaba una caricia femenina, dulce, amorosa, y llega Rita y esa sola aparición de ella, cambió para siempre nuestra música, marcó una era…
Y eso es solo el comienzo de lo que hablamos de ella, que es el emblema de un giro que hay que destacar en el estudio del Vallenato que amamos.
Hay tanto que decir, que esta crónica aún no termina… ¡Seguimos el próximo domingo!
Noralma Peralta Mendoza
Vivi parte de ese encuentro y me extasie de todos los personajes que hicieron parte de esas horas llenas de amor y magia. Gracias mi hermana
Añado a esta crónica que los días después de este encuentro encontré una flor que se parece a Rita y cada mañana le saludo hola Rita
Gracias por compartir mi hermana
Excelente mi Nora .. gracias por homenajear a mi Rita Fernández quien es un pilar y una gloria del Folclore colombiano..
A pesar que es costumbre acompañar a Rita al encuentro con diferentes entrevistas, presentaciones y reuniones; el viaje a la Peña, quedó impregnado en mi memoria. La hermosura de sus casa coloridas, el inigualable paisaje y la calidez de su gente, nunca olvidaré. Hoy estoy con Rita en otro lugar de mi Colombia y seguimos nombrandolos a uds. Gracias Noralma y todo su séquito de familiares y amigos. Fue hermoso conocerlos. Cada uno dejó una gótita de cariño en mi memoria que es recíproca. Ojalá haya oportunidad de regresar a la Peña a volvernos a encontrar.