Cuando alguien cómete un error cuyas consecuencias le impactaran, asimismo, es usual acudir a la expresión “se disparó un tiro en el píe”. En el caso de Donald Trump, a raíz de la cantidad de decisiones recientemente adoptadas y/o anunciadas, el estrafalario mandatario se disparó el proveedor completo. Del arsenal de sandeces, lo más estrambótico, perjudicial, para su propio pais es la guerra arancelaria con la que pretende castigar a tirios y troyanos. Por supuesto, esa y las demás decisiones descabelladas son el resultado de una combinación de factores entre los cuales cabe destacar: prepotencia, ignorancia, desconocimiento de como operan las leyes de la economía y un deplorable asesoramiento. En esa guerra comercial se está llevando por delante y afectando hasta a sus más estrechos aliados del mundo de los negocios y del empresariado, incluyendo a su “parcero”: Elon Musk.
Absurdamente ha hecho carrera entre un determinado sector electoral que la condición de empresario y la consecuente capacidad de generar empleo es un requisito, un pasaporte para ostentar cargos de elección popular, incurriendo con ello en una flagrante confusión de roles. A pesar de tanta evidencia en contrario, y el contrasentido que en la práctica significa esa dualidad, no perciben que la combinación o fusión empresario-político es perversa. Empresario es empresario, de manera que cuando ostentan cargos de elección popular, se dedican precisamente a potenciar su capacidad individual de acumulación de capital. Llegan a hacer negocios con los dineros públicos. De ahí las altas cotas de corrupción que emanan de países que han sucumbido a la tentación de elegir en los cargos de elección popular a negociantes o empresarios. O asumen políticas absolutamente distantes del bien común, como en este caso.
Trump, además, y a pesar de ser hombre de negocios a demostrado una ignorancia supina en los asuntos relacionados con la administración pública y las teorías económicas. Pero lo peor es que dada su soberbia, el señor se cree un genio en esas areas, y al decir de los expertos y tal como lo demuestran los hechos está conduciendo a la economía mundial a un escenario parecido al de la Gran Depresión. Esas señales de un escenario similar son cada vez más evidentes. Se vislumbran tiempos difíciles, los consumidores están perdiendo confianza y reduciendo sus gastos a lo meramente esencial.
Las principales empresas incluyendo las de tecnología están atravesando una situación caótica y arrastrando enormes pérdidas. Wal-Mart la mayor cadena minorista registró pérdidas incontrolables como consecuencia del incremento desbordado de los costos operativos. Tesla la joya de la industria automovilística y símbolo del futuro tecnológico estadounidense (Elon Musk es el mayor accionista), no ha sido ajena a las sacudidas de la crisis, padeció una ola de despidos masivos y una severa crisis en el suministro de baterías como corolario de la dependencia de materiales como litio y cobalto cuyos precios se han ido a las nubes, lo cual tiene a la compañía al borde de la quiebra. La industria de vehículos eléctricos se paralizó, los inversionistas huyeron en estampida.
Musk desconcertado declaró en una conferencia: no esperábamos esto, y sus accionistas exigen respuestas y soluciones inmediatas. Las acciones se fueron al fondo. Pero el asunto no se agota allí, muchísimas empresas pertenecientes a sectores estratégicos también han sufrido severas consecuencias. Los coletazos de la crisis desatada por las irracionales decisiones, se han extendido al mundo entero, avizorándose una Recesión Global.
Lo más cómico es que Trump ha denominado a ese aluvión de aranceles establecidos sobre las importaciones de Estados Unidos: “El Día de la Liberación”. A su vez y de forma irónica el Wall Street Journal, portavoz de las grandes empresas y de las finanzas estadounidense ha optado por llamarlo: “la guerra comercial más tonta de la historia”. Esa guerra comercial o “guerra arancelaria recíproca” es selectiva, aplica solo al sector de bienes, mas no al de servicios (banca, seguros, servicios profesionales, software, comunicaciones digitales, etc.), el cual se ha convertido en los últimos años en el sector más dinámico del comercio mundial. En este rubro Estados Unidos ostenta un notable superávit de 257,500 millones de euros, siendo el mayor entre todos los demás países. Si se hubiesen incluido los servicios, el déficit comercial desaparecería, por lo menos con la Unión Europea.
Por supuesto los países que están siendo afectados por las descabelladas medidas comerciales de Trump, han reaccionado pagándole a los gringos con la misma moneda. Es decir, estableciendo una elevación de aranceles a los productos importados por ello desde los Estados Unidos. China ya fijó unas tarifas arancelarias sobre las exportaciones agrícolas o Commodities de Estados Unidos como la soja, el cerdo, la carne de res y los mariscos. Trump debe entender que las ventajas obtenidas por los demás países en el comercio internacional y la intención de reindustrializar nuevamente al suyo no se resuelven con decisiones simplistas como el alza de los aranceles. Allí se encuentran implícitos los menores costos y la mejor calidad de sus competidores entre los que sobresale la China. Aunque, a decir verdad, el gobierno estadounidense ha establecido tarifas arancelarias según “el marrano” como se dice coloquialmente.
Trump pretende repatriar los miles de millones de dólares invertidos desde hace un buen rato alrededor del mundo por sus propios connacionales; en México, en China, en Europa. Pero a la vez ha espantado localmente a una mano de obra que podría ayudarles a esas empresas a recuperar la competividad en materia de costos laborales, nos referimos a los miles de inmigrantes que de manera indiscriminada ha expulsado recientemente. Evidenciando un racismo insoportable.
Obviamente y en virtud de la estrecha conexión de la economía mundial la onda expansiva de la crisis no se ha hecho esperar en los demás continentes, particularmente el europeo y el asiático.
Ante la incertidumbre en la economía global derivada del “papayazo” que les proporcionó Trump, China y Rusia fortalecieron sus posiciones en el escenario mundial impulsando acuerdos comerciales alternativos y alejando a sus aliados de la influencia estadounidense. Inclusive se está gestando una inesperada alianza entre China, Japón y Corea del Sur para enfrentar esa guerra comercial. No está demás señalar que entre esos tres países asiáticos suman el 25% del PIB mundial.
La economía norteamericana ya no es tan determinante en el comercio mundial como lo fue años atrás. La Unión Europea, los países llamados BRICS y naciones asiáticas importantes diferentes a China sustituyen fácilmente a los Estados Unidos en cualquier rubro. El papel del dólar como moneda universal es cada vez menos influyente. Los gringos no quieren aceptar las ineluctables leyes del acontecer económico. Estados Unidos es una potencia en declive y las exóticas medidas adoptadas por Trump paradójicamente podrían acelerar ese declive. El destino inevitable y eterno de Estados Unidos como primera potencia hoy día es una fantasía subyacente en la mente de cada gringuito, apuntalada por actores fantoches como su actual Presidente.
A propósito, cabe preguntarse adonde se habrán metido el puñado de lagartos colombianos de la extrema derecha, incluyendo precandidatos del Centro Democrático y un abogado insolente, arribista, prepotente que, andaban orondos sacando pecho porque supuestamente fueron invitados de honor a la posesión de su “ídolo peliamarillo”. Están haciendo mutis por el foro y seguramente pagando escondederos a peso.
En anteriores columnas hemos referenciado las protuberantes contradicciones en que incurre la oposición en Colombia al tomar partido y apoyar indistintamente a dos líderes foráneos que practican o profesan teorías económicas antípodas. Trump acude al proteccionismo a ultranza y Milei aboga e implementa medidas y políticas económicas neoliberales. Pero lo que llama la atención es que tanto el uno como el otro, dada la confusión ideológica y desubicación política han sido reivindicados por la oposición colombiana como sus estereotipos. Vaya usted a saber, que tienen en común, diferente a su desquiciamiento mental y su destemplada interpretación de los fenómenos económicos.
La oposición norteamericana incluyendo congresistas demócratas, sindicatos, aun no reaccionan, atónitos, perplejos y sorprendidos por el sartal de estupideces en que ha incurrido Donald Trump. En ellas se engloban las peores decisiones políticas de Estados Unidos en toda su historia. Sus electores son incapaces de comprender y soslayar la enorme equivocación cometida al reelegir a este delirante. Sin embargo, la sociedad civil, el ciudadano común ha manifestado de manera rotunda su inconformidad, mediante más de 1,400 manifestaciones y protestas en los 50 estados de la unión.
Y pensar que, en medio del despelote, desinformación y desazón del grueso del electorado, Trump se vendió como la panacea a la crisis que atraviesa Estados Unidos. Se ofreció como el Mesías que resolvería los males que hoy aquejan a ese gran pais. Prometió restaurarles el poderío y la primacía económica mundial, solventando la enorme deuda, el gran déficit fiscal, recuperando a una enorme clase media, disminuyendo las desigualdades que hoy caracterizan a ese pais. Todo lo anterior acompañado de un poderoso y discriminatorio discurso anti-inmigrante en un pais poblado paradójicamente por inmigrantes. El papel de deudor también afecta a sus ciudadanos individualmente: vehículos, viviendas. Esa coyuntura abonó el terreno para que este demagogo grandilocuente fuese reelegido, a pesar de haber sido condenado por múltiples delitos. La cura está resultando peor que la enfermedad. Biden había adoptado tímidamente medidas similares, y fueron inútiles.
Afortunada y seguramente como consecuencia del enorme estropicio económico, financiero, político y social que sus decisiones estaban ocasionando globalmente, el díscolo mandatario reculó y ha decidido decretar una tregua de 90 días en lo atinente a los aranceles establecidos a todos los países, con la excepción de la China. No sin antes haber pronunciado una frase típica de él, manifestó que una buena cantidad de representantes de naciones le habían “besado el trasero”.
Coletilla: Hoy se está llevando a cabo la segunda vuelta electoral en el Ecuador en donde compiten Luisa Gonzales y su contrincante Daniel Noboa, otro empresario más de los que asumen o conciben el poder político como una extensión, ampliación y medio expedito para ampliar y fortalecer sus actividades particulares y afianzar su fortuna. Las encuestas presagian un resultado sumamente estrecho. Ojalá triunfe Luisa Gonzales.
José Luis Arredondo Mejía
Quizás al mundo le convienen las salidas en falso del señor peluquín; para agilizar la tan ansiada y necesaria independencia del dólar para que de una vez salgan otras monedas con las que se pueda hacer transacciones en el comercio mundial y así generar distintos caminos para el desarrollo de los diferentes países.