¿EL COMIENZO DEL PENDULO POLITICO?

Los libros de historia nos dicen que Mariano Ospina Rodríguez fue el primer presidente de Colombia elegido por el voto directo, gracias a la Constitución de 1853. Como consecuencia de ese hecho democrático, este máximo líder del partido conservador desempeñó el primer cargo de país entre 1957 y 1961.

En este 2022, por primera vez en la historia democrática de Colombia se ha elegido un presidente de la Republica con orígenes en la izquierda, postulado por una coalición de partidos o movimientos representativos de esa corriente ideológica. Después de tres intentos, desde el 7 de agosto 2022, el presidente de todos los colombianos, gústenos o no, será Gustavo Petro Urrego, quien ha desarrollado su carrera política como uno de los líderes de ese sector del espectro político, en el que llegó a ser miembro activo del grupo subversivo conocido como M-19 y, posteriormente, una vez legalizada su situación, se convirtió en un protagonista de la historia política del país ejerciendo una férrea oposición a los gobiernos de turno ejercidos por los partidos tradicionales.

Transcurrieron más de 165 años para que un representante de los sectores políticos de izquierda llegara al poder. Muchas circunstancias, que por razones de espacio no vamos a profundizar aquí, se han alineado para que eso ocurriera en un país con fuertes raíces y tradición conservadoras; sin embargo, hay que reconocer que la compleja situación económica, social y ambiental, reflejada especialmente en la creciente pobreza y la desigualdad en una población cada vez más grande, con oportunidades de ingresos cada vez más reducidas, empujaron a amplios sectores sociales y políticos a promover y presionar el inicio del cambio del modelo económico y de gobierno que históricamente han liderado los sectores con orientación política del centro y de la derecha del espectro político. Lo que ha ocurrido en Colombia puede ser el inicio de una dinámica pendular en el ejercicio del poder, tal como ocurre en muchos países con probado éxito, especialmente en el continente europeo, aunque no ha ocurrido lo mismo en Latino América donde abundan las evidencias del fracaso de los gobiernos con perfil socialista o de izquierda.

Se utiliza la expresión “Ley del péndulo” para mencionar las oscilaciones que se producen periódicamente en las preferencias políticas y electorales de los habitantes de una región o país democrático, con ocasión de la elección de sus nuevos gobiernos, sean presidentes (o alcaldes de ciudades capitales), o los miembros el parlamento, según el régimen político que esté vigente -presidenciable o parlamentario-.

Esos desplazamientos pendulares ocurren cuando los ciudadanos electores se cansan o desilusionan de un líder o partido en el poder y entonces buscan en las fuerzas de la oposición la mejor opción, y de esa manera se produce el movimiento pendular en el que las circunstancias políticas, económicas y sociales crean condiciones que favorecen una determinada solución electoral con enfoque totalmente diferente.

Pareciera que un denominador común es el hastío general, o de la mayoría de la población, con la forma de hacer la política de los partidos y lideres tradicionales, que no solo los lleva a pobres resultados en cuanto al mejoramiento de las condiciones de vida de la población, sino también a altos niveles de corrupción.

De la misma manera ocurre con los gobiernos de izquierda -donde los ha habido- que han fracasado en su gestión de gobierno, presionados e inmovilizados por su populismo rampante, ofreciendo lo que no se puede dar, pues no disponen de los recursos requeridos para cumplir, y lamentablemente terminan manejando las respectivas economías de manera desastrosa y cayendo en casos de corrupción peores que los que ofrecieron erradicar.

La sociedad colombiana, especialmente ese 50% que no dio su respaldo a la elección del nuevo presidente, se ha ido conformando gradualmente con el mandato mayoritario expresado en las urnas el 19 de junio pasado. Así tiene que ser pues el país necesita avanzar por la ruta que lo lleve a mejores condiciones económicas, sociales y ambientales para la vida para todos los colombianos y eso solo será posible con la participación y el esfuerzo de todos. Los retos son enormes para el nuevo gobierno y para nuestra democracia.

Por el bien de nuestra patria, esperamos que los resultados finales justifiquen este movimiento político pendular hacia la izquierda. O regresar al modelo de las opciones del centro o la derecha.

Álvaro López Peralta

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