El 8 de marzo no es solo una fecha en el calendario, es un recordatorio de las batallas que hemos librado y de las que aún nos quedan por ganar. Ser mujer en La Guajira, en el Caribe, es llevar en la piel la historia de resistencia, de coraje y de esperanza de quienes nos precedieron. Es entender que, a pesar de las adversidades, nos hemos convertido en arquitectas de nuestro propio destino.
Este año, en la Universidad Simón Bolívar, recibí un reconocimiento que no es solo mío. Es de cada mujer guajira, costeña y caribeña que se ha levantado contra la adversidad, que ha desafiado las barreras y que ha demostrado que nuestro verdadero poder está en la unidad. Porque no hay fronteras cuando se trata de soñar y de construir juntas.
La lucha de ser mujer en el Caribe
Nacemos con el viento y el mar como testigos, en una tierra rica en cultura y tradiciones, pero marcada por profundas desigualdades. Aquí, la lucha no es opcional, es parte de nuestra identidad. Hemos aprendido a caminar firmes, a cargar con nuestras historias y a forjar nuestro propio camino, sin esperar que nos abran las puertas, sino derribándolas si es necesario.
Pero hay algo que debemos entender con urgencia: la transformación de nuestra sociedad no llegará si seguimos divididas. Nos han intentado separar por territorios, por apellidos, por colores políticos, pero somos una sola voz, una sola fuerza. Las mujeres del Caribe, las mujeres de La Guajira, compartimos una misma esencia, una misma historia, un mismo anhelo de justicia y equidad.
El poder de unirnos
He dedicado mi vida a demostrar que la política no debe ser el arte de la manipulación, sino el arte de servir. Lo he hecho sin padrinos políticos, sin clanes, sin maquinarias, con la certeza de que nuestra mayor fuerza está en nuestra voz y en nuestra voluntad de cambio.
A las mujeres que hoy me leen, a las jóvenes que sueñan con liderar, a las que han sentido que este mundo no les da espacio: el poder de cambiar nuestra realidad está en nosotras. No podemos seguir esperando que otros decidan por nosotras. Debemos unirnos, organizarnos, apoyarnos, alzar la voz y actuar. Porque cuando una de nosotras avanza, avanzamos todas.
Una misión compartida
Hoy, este reconocimiento me compromete aún más con mi tierra y con mi gente. No es un premio personal, es un símbolo del camino que debemos seguir recorriendo juntas. Es una invitación a que dejemos atrás las divisiones y construyamos un Caribe más justo, más fuerte y más nuestro.
No esperemos que el futuro nos lo regalen. Como tantas mujeres antes que nosotras, como las que vendrán después, sigamos abriendo caminos. Porque el cambio no se pide: el cambio se construye.
Sigamos adelante, juntas, invencibles.
Juana Cordero Moscote
La transformación de la región requiere hombres y mujeres íntegros en la misma ruta de servicio sin rencillas, con unidad de propósitos de progreso en orden y respeto.
Quiero felicitar a todas esas grandes mujeres que a diario labran y tejen el bienestar de nuestra Guajira,aquellas que quieren meterle el hombro a esas pesadas cargas para sacar a esta hermosa tierra adelante.,Mis felicitaciones en especial a Juana Cordero quien lleva la bandera de nuestros pensamientos y transparencia para un futuro mejor ….
Excelente escrito, Juana, como un grito de resistencia legítima que muestra tu liderazgo y talante.
Un abrazo solidario.