PETRO, El EXPROPIADOR

Las propuestas de Gustavo Petro, lanzadas esta semana en los debates de la revista Semana y Caracol, producen bastante miedo y preocupación.

Sin sonrojarse, advirtió a los periodistas, contrincantes y a la población colombiana, que, si es elegido presidente, cerrará la industria del petróleo y de la minería, subirá los impuestos a las grandes empresas y expropiará las tierras a los empresarios agrícolas y ganaderos del país. Prácticamente, piensa acabar con el sector productivo, como pretendió hacerlo en 50 días de vandalismo el año pasado.

Lo más delicado de estas disparatadas propuestas, es que está poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de los colombianos.

Eso de salir a decir que va a subir los aranceles para cerrar las importaciones de productos agropecuarios y al mismo tiempo aumentar el impuesto predial a los predios rurales improductivos para obligar a los productores del campo malvender sus fincas al Estado, es lo más absurdo que he escuchado en mi vida.

Las tierras pueden ser improductivas por diferentes factores: tipo de suelos, clima, inseguridad, vías de acceso, servicios públicos, costos de transporte, inexistencia de mano de obra, titulación, crédito, etc.

Un incremento del impuesto predial en estas condiciones de explotación agrícola o ganadera desincentiva la producción, reduce el ingreso al Estado y pone en peligro la seguridad alimentaria de 50 millones de colombianos.

Con ese discurso populista de expropiarle las tierras “a los ricos para repartírsela a los pobres”, es que Petro quiere cautivar los votos de millones de colombianos ingenuos, tal como lo hizo en su momento Hugo Chávez en Venezuela.

Con esta disparatada idea lo único que puede conseguir Petro, es multiplicar los pobres y desaparecer a los generan riqueza en este país. ¿Por qué creen que se imponen altos impuestos al cigarrillo? ¡Pues, para desaparecer a los fumadores!

Esta peligrosa y perversa propuesta, es una mala copia del régimen chavista, pues expulsaría del campo a más de 3 millones de agricultores y ganaderos que producen nuestros alimentos y materias primas en condiciones muy precarias, y de paso dejaría sin empleo a más de 6 millones de colombianos que viven de la transformación y comercialización de esos productos.

Qué contradicción tan brava la de estos socialistas. Quieren trabajo y al mismo tiempo odian a quienes generan trabajo.

Los países que han implantado este sistema socialista de gravar a los que producen para subsidiar a la gente que no trabaja, dándole todo gratis, siempre terminan en quiebra, por una razón muy sencilla. Cuando se redistribuye la riqueza, inmediatamente se pierden los ingresos.

Pretender implantar el fracasado modelo económico del socialismo del siglo XXI en Colombia, como lo hicieron Venezuela, Argentina y ahora Perú y Chile, es una idea totalmente peligrosa y deschavetada.

Lo que Colombia necesita en estos momentos son propuestas que incentiven el crecimiento de la economía y esta solo se logra reduciendo impuestos para que haya más inversión, más empresas, más gente trabajando y mayor recaudo.

El grave problema de Petro es que, siendo economista, no sabe de economía, y si llega a ganar las elecciones con estos cantos de sirenas va a destruí a Colombia.

Quedan advertidos.

 

Indalecio Dangond

Candidato al Senado

Centro Democrático No.33

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