La pluma dorada, plasma la página en blanco con la tinta fina de su pensamiento, inspirada en lo que la maestra María Montessori, llama, espacio natural en el que maestros y estudiantes juntan su proceso de enseñanza y aprendizaje, por lo que, es necesario su acondicionamiento, lo que permitirá un agradable ambiente a favor de la integralidad de la educación; partiendo de esta teoría de la pedagoga y que si se analiza, está desarticulada de la realidad educativa actual, pues en muchas ocasiones, tal vez, por el estrés en el que entran la mayoría de los maestros, por las múltiples exigencias sistemáticas, que el ministerio hace para tener el control absoluto de la educación en el país, olvidando muchas veces, que no todos los contextos escolares son los mismos, y no todos los maestros enseñan igual, lo que obliga a que todas las prácticas de enseñanza y aprendizaje, se hagan de manera muy superficial en ciertas ocasiones, aunque; María Montessori también denomina al maestro como el experto, aquel que está preparado para asumir la construcción del estudiante , en sus manos está definitivamente, orientar en conjunto, con un mismo lenguaje y disposición, para lograr que los resultados sean más positivos y menos negativos.
Ser maestro es una responsabilidad grande, es tener la oportunidad de aportar y construir país desde las necesidades y situaciones negativas que se detecta en el aula, donde se atienden familias distintas, unas vulnerables, otras no tan vulnerables, pero que requiere de la preparación y creatividad de la que, debe estar dotado todo el que transite por el camino de la formación de niños, jóvenes y adultos. La tarea no es fácil y menos, cuando el MEN, exige más papeles formales, que resultados reales, eso, es lo que hoy tienen a la educación más paralizada que otra cosa, ya que limita la creatividad y destreza del maestro, que aparte de llevar un currículo, que atiende más la línea evaluativa de su desempeño y que lo aleja de la realidad escolar, centrándose únicamente en cumplir con las normas superiores, alejándolo de la oportunidad de descubrir en el aula o percibir lo que realmente necesita el estudiante, perdiéndose así la oportunidad de crear estrategias innovadoras, que den cuenta o respuesta a dichas situaciones reales de la escuela.
“Enseñar no es transferir conocimientos, sino crear las condiciones para su producción o construcción” (Paulo Freire – Pedagogía de la Autonomía). Esta frase resume la visión democrática, crítica, creadora y desafiadora de Paulo Freire sobre la relación entre enseñanza y aprendizaje, totalmente contraria a la noción “bancaria”, vertical y autoritaria de unidireccional de informaciones por parte del profesor o profesora, para ser repetidas o memorizadas por los estudiantes.
Como sustenta y analiza Paulo Freire, es importante que los maestros y sus escuelas, propongan al ministerio de educación nacional, una reflexión real y consciente sobre lo que realmente deben desarrollarse en los estudiantes, desde su necesidad formativa, que todos entiendan que construir país, requiere de una educación integral y de calidad, eso, no se da sobre firmar y contribuir documentos, formatos, claro que no, se da, desde el desarrollo del ser y saber hacer de los estudiantes que van a la escuela, no para que lo desconecten de su realidad, sino para que reflexione sobre su rol en la construcción de su comunidad y su país .
Uno recuerda con aprecio a sus maestros brillantes, pero con gratitud a aquellos que tocaron nuestros sentimientos” Carl Gustav Jung.
Delia Rosa Bolaño Ipuana