RAZONES DEL PROBABLE TRIUNFO DE PETRO

Las elementales nociones del Marketing para posicionar un producto o mostrarlo como el más adecuado, sugieren entre razones fundamentales y poderosas la calidad del mismo y el servicio al cliente. Usaré este símil para sustentar mi hipótesis sobre el triunfo de Petro. A mi juicio es un producto electoral más apropiado en la contienda que se escenificará hoy domingo 19 de junio. Por un lado y respondiendo a la razón de la calidad, Petro es un candidato infinitamente superior a su oponente. Para cualquier observador imparcial y a pesar de la añeja y monstruosa campaña difamatoria en contra del candidato del Pacto Histórico, esta controversia zanjada objetivamente, lo favorece claramente. No amerita mayores discusiones.

Algo distinto, son los intereses económicos, políticos, burocráticos, pasiones, emociones, odios, prejuicios y demás factores que distorsionan la ecuanimidad a la hora de discernir y decidir sobre quien posee las mejores condiciones para gobernar una nación tan compleja. Estamos ante la perspectiva y el riesgo de que relativas y heterogéneas mayorías, ciegas y sordas, terminen decidiendo nuevamente por la opción menos conveniente y sensata. Es habitual en Colombia la obnubilación propiciada por los fanatismos y su incidencia sobre una significativa franja electoral con consecuencias lamentables en los siguientes cuatro años. Se elige el menos óptimo para la coyuntura. Los estándares de educación y formación política adecuadas no son precisamente una fortaleza nuestra. Priman pasiones sobre la razón. Hasta los más acérrimos seguidores del malgeniado patriarca y millonario santandereano, son claramente conscientes de las debilidades de su candidato.

El otro factor y al cual le dedicaré mayor espacio para sustentar mis cábalas y las razones en que las fundamento, es lo que llamaría en este caso particular el servicio al cliente, que lo traduciré como la capacidad y el poder que tienen los inmensos bastiones políticos, electorales y organizativos que ostenta el Pacto Histórico, trabajando como un solo haz en toda la nación en procura del triunfo. Orgánicamente se aprecia una fuerte homogeneidad y cohesión ideológica y política. Potencialización de millones de electores que aportan su fuerza de trabajo político-electoral, contribuyen con su medio de trasporte cualquiera sea, a la movilización de otros simpatizantes, donan su voluntad, se inscriben voluntariamente como jurados y testigos electorales, participan activa y espontáneamente en jornadas de formación y capacitación. Esa estructura organizativa, conjuntamente con el software diseñado por la campaña fue vital para detectar el fraude o error de la Registraduria y recuperar tres curules al Senado.

Las millonarias huestes trabajando voluntariamente en favor de Petro, han llevado a la derecha a atribuirle absurdamente, a las enormes manifestaciones populares que se observaban en las distintas poblaciones, motivaciones económicas. Para ellos, habituados a entender y ejecutar la actividad proselitista en términos de una relación mercantilizadas y de intercambio de votos a cambio de favores o directamente de una compra-venta de votos, no cabe en su mente, que las gentes esperanzadas, fastidiadas, cansadas, al margen de los beneficios del ejercicio del poder se puedan movilizar espontáneamente. Esos mismos ejércitos de descamisados, vulnerables, son los que se han multiplicado, uno a uno, convirtiendo esa enorme masa en una fuerza poderosa e incontenible que le dará el triunfo a Petro. Se convierte en una fuerza trasformadora.  Imaginémonos a un ejército de 1.000.000 o 2.000.000 de electores aportando convicción, sentido de pertenencia, sus escasos recursos multiplicados y convertidos en un ímpetu súper ultra poderoso. En mi opinión, espero no equivocarme, le darán el triunfo hoy a Petro con alguna holgura, desmintiendo ese famoso empate técnico del que tanto se habló durante esta semana previa al debate.

Otro factor fundamental en que dadas las exiguas diferencias arrojadas por las encuestas y que puede incidir para establecer la diferencia, es que esas multitudes petristas están cohesionadas en un propósito, guiadas por el amor, la fe, convicciones y esperanzas que les genera su candidato. Enorme fortaleza en la coyuntura, constituidas y consolidadas desde hace por lo menos cuatro años, acrecentadas mediante trabajo, organización y el entroncamiento en un conjunto de razones y causas comunes.

Un hándicap cualitativo a favor de la candidatura de Petro es la exaltación y apoyo del grueso de intelectuales y académicos del país, así como por los formadores de opinión que también y en forma ampliamente mayoritaria han optado darle su voto. Lo cual además de incrementar su fortaleza cuantitativa, reafirma sus condiciones y calidades superiores para ejercer la primera Magistratura de la Nacion.

Mientras, por el lado del senil santandereano y quien a pesar de sus casi ochenta años representa una candidatura repentina y “novedosa”, construida con base a frases y emociones, expresiones disparatadas, fuera de tono, no se advierte una homogeneidad. Se concitan una serie de impulsos políticos amorfos, contradictorios obviamente con predominio de la derecha montaraz uribista y muchos despistados iniciales. Se advierten minorías que militaron en los preliminares del proceso de precampaña en las candidaturas de Gaviria o de Fajardo, y hoy día exóticamente se han desplazado hacia Hernández. Contradictorio e incomprensible, pero cierto. A muchos los une una feligresía feroz y recalcitrante, cuyo motor es el odio a Petro, allí reside una desventaja. El odio no puede construir más que el amor.

Por los lados de la intempestiva campaña de Hernández, engrosada a última hora por fuerzas tradicionales y sus conmilitones, burócratas, clientelistas, contratistas, clanes políticos, latifundistas y otros sectores non sanctos, y en general los defensores a ultranza del statuo quo, es un galimatías como lograran articularse y acoplarse desde escenarios disimiles, contradictorios y heterogéneos en su composición. Los analistas dan cuenta de la pérdida o fuga de un amplio baluarte juvenil que en primera vuelta, ante lo novedoso, pero simultáneamente la incógnita representada por los potenciales votantes del “revolucionario candidato del cambio a sus ochenta años”, han venido reaccionando y migrando hacia el voto en blanco e inclusive hacia la candidatura de Petro, en la medida que se han revelado enormes, incongruencias, debilidades y cumulo de circunstancias que exponen paradojas y ambivalencias del Ingeniero. Se percataron que lo de la candidatura antisistema es una máscara. Con total seguridad los defensores y beneficiaros del sistema son una mayoría absoluta y decisiva en esta candidatura. Se ha venido develando gradualmente la verdadera catadura del anciano iconoclasta.

Además, es inminente el riesgo de un gobierno de Hernández, abocado a dos amenazas: edad y estado mental, y futuro incierto de su proceso disciplinario y penal. En ese escenario perdemos todos. Pero para sus multiples y descaminados electores ello no importa. La cuestión es detener a Petro. Hernández insólitamente figura como el primer candidato imputado legalmente con opción de ser elegido presidente.  Si el pintoresco Gabriel Antonio Goyeneche- con quien Hernández guarda algunas afinidades en sus extravíos programáticos- estuviese vivo y fungiera como el candidato adverso a Petro, estas mismas fuerzas políticas votarían por el eterno y singular candidato de las décadas de los cincuenta hasta los años setenta, que tenía entre su cosecha, estrambóticas propuestas como pavimentar el Rio Magdalena o ponerle techo a Bogotá para protegerla de la lluvia. Goyeneche al igual que Hernández profesaba la austeridad.

En el afán de oponerse y contener a Petro, anida una alta dosis de irracionalidad, irreflexión. Parte de esa antipatía se fundamenta en elementos y factores emocionales acompañados de una alta dosis de ignorancia e influencia mediática. Con bastante probabilidad, no han leído el programa de Petro. Muchos se guían por titulares sesgados y descontextualizados de la gran prensa sobre temas relevantes de la vida económica institucional, económica y social de la nación: pensiones, prohibición del FRACKIN, cancelación de futuras concesiones petrolíferas, construcción de un tren entre Buenaventura y Barranquilla. Esos mismos que se desgarran las vestiduras e interpretan oblicuamente esas propuestas, con absoluta probabilidad callan o aplauden la multitud de disparates que el Viejito deschavetado a planteado. Tuvieron que ocultarlo la última semana y le recomendaron evadir los debates, justamente para que no quedarán en evidencia el sartal de estupideces cuando emite algún “juicio” u opinión, amén de sus protuberantes deficiencias en el manejo del Estado

La campaña difamatoria y magnificada por parte de la revista Semana con el tema de videos, extraídos probablemente de manera ilegal, fraudulenta, de la campaña de Petro, es adornada con expresiones tremendistas como actos macabros y viles. De esa sesgada, descontextualizada e implacable campaña no escapa su hija Sofía, acaba de ser afrentosamente tergiversada en una entrevista concedida en donde alude a las consecuencias de no permitir el triunfo que implique el cambio y la trasformación de los ambientes de desigualdad, atraso e injusticia que imperan en Colombia. Sus expresiones son semejantes a las de Alejandro Gaviria días atrás, la diferencia es que el ex rector las pronunció en su usual lenguaje esotérico y las dijo él.

En cambio, el montón de censurables afirmaciones y deslices del Ingeniero, entre los cuales figuran el episodio de su hija secuestrada y que darían para una novela, no han ameritado la misma atención y tratamiento deleznable y trasversal por esa revista y otros medios poderosos.

La verdadera bodega de Petro.

José Luis Arredondo Mejía

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